07-01-2017
Pornografía & Necesidad de amar
La pornografía y la represión de la
libertad de amar
Bonifacia Bonobo
Rebelión
El artículo nos muestra como desde la
necesidad de amar nuestra estructura social monta una organización donde se
limita la libertad de amar en beneficio de la industria y el comercio del sexo.
Nos pone ejemplo de sociedades matriarcales como la sociedad bonobo donde lo
que prima es el afecto en la relación social y no la propiedad sobre la pareja.
La industria pornográfica es un negocio
boyante. Según datos de Forbes, se estima en torno a los 3.500 millones de
dólares los beneficios generados por la pornografía sólo en el año 2001 (1). La
pornografía es un comercio de éxito, y el producto que vende, principalmente,
es el cuerpo de las mujeres, que es cosificado para la excitación sexual del
consumidor.
Por otra parte, hoy en día la opinión
pública mayoritaria tiende a rechazar el comercio y la cosificación del ser
humano, sea hombre o mujer. Entonces ¿no resulta contradictorio el gran éxito
del negocio del porno? ¿Por qué se consume tanta pornografía? Seguramente,
porque a pesar de la moralidad imperante, el mercado de la pornografía trata de
satisfacer un problema de necesidad sexual no resuelta, generado por el tipo de
estructura social que se nos ha impuesto.
La mayor necesidad del ser humano, como ser
sociable, una vez cubiertas las necesidades básicas de cobijo y nutrición, es
la necesidad de amor, en todas sus vertientes, incluida la sexual (2). La
necesidad de expresión en cada una de las facetas amorosas es algo variable y
que depende de cada persona. Sin embargo, la actual estructura social basada en
pequeños núcleos familiares cerrados restringe enormemente la posibilidad de
expresión amorosa y el desarrollo de la capacidad afectiva de los seres
humanos.
Desde la infancia nos inculcan que lo
«normal» es llegar a realizarnos afectivamente formando un núcleo familiar
tradicional (3), siguiendo estos principios:
-Unirse a una pareja del sexo opuesto, a
ser posible de por vida.
-Ser «fiel» a esa pareja afectiva y
sexualmente, a ser posible de por vida.
-Procrear con esa única pareja y que ambos
miembros de la pareja se hagan cargo en exclusividad de los hijos.
Es posible que el origen de este tipo de
estructura familiar se encuentre en las antiguas sociedades patriarcales
agrícola-ganaderas, en las que para sobrevivir era importante salvaguardar las
propiedades, es decir: las tierras, las vacas, las ovejas, las cabras, el
caballo, las gallinas, la mujer y los hijos de esta. Para ello somos
adoctrinados durante toda nuestra vida. Consecuencia de la interiorización de
esta doctrina y de que la mayoría funcionemos en forma de «parejas»: sólo está
permitido expresarse afectiva y sexualmente con una única persona. Si no, eres
«infiel».
Y si ya no funciona la comunicación
afectiva con esa persona que se eligió como pareja -porque antes o después, al
final todo el mundo se aburre de comer siempre lo mismo-, se puede elegir
entre:
1.- Aguantarte, frustrarte, y respetar la
norma de «fidelidad» y de «propiedad sobre la pareja», aunque tus necesidades
afectivas y sexuales no queden cubiertas.
2.- Pasar por el trauma de romper la pareja
y lanzarte en solitario a buscar una posible siguiente pareja.
3.- Tratar de satisfacer tus necesidades
afectivas y sexuales de forma clandestina, ocultando, mintiendo y engañando a
tu pareja, mientras mantienes encuentros sexuales y/o afectivos con otra/s
persona/s.
4.- Consumir algún producto sustitutivo que
trate de satisfacer tus necesidades afectivas y sexuales frustradas y no
cubiertas en el ámbito de la pareja.
5.- Intentar sublimar las necesidades
afectivas y/o sexuales frustradas hacia otros ámbitos, como pueden ser la
creatividad artística o la espiritualidad. Y si la sublimación no funciona, siempre
queda descargar la frustración en forma de violencia hacia otros seres, sea
física o de otro tipo.
Hoy en día, a parte de por inercia,
seguramente interesa mantener este tipo de estructura social porque es mucho
más fácil «gobernar, dirigir y manipular» a pequeños núcleos familiares
aislados entre sí, que no a otras alternativas de convivencia entre humanos.
Esta imposición es artificial, represiva y no respeta la diversidad de
necesidades afectivas de los seres humanos. Habrá personas que tengan una tendencia
monógama de por vida, habrá personas que sean capaces de amar a más de una
persona a lo largo de su vida, de forma simultánea o no, y con independencia de
su sexo, su edad (no menores), o su raza.
Debería darse la libertad para elegir. Si
se eligió la opción de formar una pareja, ¿por qué no hablar abierta y
sinceramente de las necesidades afectivas y sexuales de cada uno con el fin de
llegar a acuerdos que satisfagan a ambos miembros de la pareja? Y si se decide
no formar una pareja, ¿por qué no aceptar como igualmente válidas otras
alternativas de unión afectiva entre los seres humanos?. La vida ya es bastante
corta y difícil, como para que además, se nos restrinja la necesidad de amar.
Esto es un gran perjuicio para una especie
animal, como es el ser humano, que necesita tanto del amor y del contacto
físico para sobrevivir y desarrollarse en plenitud. De ahí que algunas
personas, que tienen una mayor tendencia a satisfacer la necesidad afectiva a
través del sexo, se vean obligadas a optar por evacuar su frustración
consumiendo productos pornográficos. De forma paralela, también otras personas
vehiculizan sus frustraciones afectivas hacia otros tipos de consumismo.
No hay como tener a la población frustrada
e insatisfecha para que se dediquen a consumir de forma bulímica y compulsiva.
Una posible alternativa a la organización social en forma de núcleos familiares
cerrados, podría ser un grupo o comunidad de personas que se permitiesen amarse
entre sí sin restricciones, cada uno como prefiera, sin que existiese el
principio limitante de la «propiedad sobre la pareja». El grado de cohesión
afectiva de este grupo de personas seguramente sería mucho mayor que el que
existe entre personas que no forman parte de un mismo y pequeño núcleo
familiar.
Al menos, mayor de lo que se aprecia en la
sociedad actual, en la que parece que lo que le pueda suceder a la «gente» que
no forma parte de tu pequeña familia, poco importa. También la capacidad de
supervivencia se incrementa para un grupo de personas cohesionadas
afectivamente, en comparación a la que puedan tener dos personas aisladas y sus
hijos. En consecuencia, un grupo cohesionado afectivamente tiene mayor
capacidad de defenderse y resulta menos manipulable.
Este sería es el estado primitivo y
original del ser humano, vivir en tribu (organización social previa a la
existencia del estado). De hecho, la estructura social tribal, en forma de
comunidades autogestionadas, resulta muy similar al tipo de estructura social
que presentan la mayoría de lo grandes simios (4), como el gorila, el chimpancé
común y el bonobo o chimpancé pigmento, que viven en grupo. No obstante, el
tipo de jerarquía o estructuración del grupo en el caso de los grandes simios
admite variantes. Especialmente llamativa resulta la comparación entre el
chimpancé común y el bonobo.
Ambas especies componen el género de los
chimpancés y son los primates genéticamente más similares al ser humano, pero
mientras la sociedad del chimpancé común es patriarcal, competitiva y resuelve
sus conflictos mediante la violencia y la imposición (de forma similar a la
sociedad humana), la sociedad bonobo es matriarcal, colaborativa, pacífica y
resuelve todos sus conflictos por medio del afecto y el contacto físico.
«Tanto el chimpancé común como el bonobo
evolucionaron del mismo ancestro que dio lugar a los humanos, y sin embargo el
bonobo es de las especies más pacíficas y no agresivas de mamíferos que hoy día
viven en la tierra. Han desarrollado vías para reducir la violencia que permean
toda su sociedad. Nos muestran que la danza evolutiva de la violencia no es
inexorable.»
(Cita del artículo de Richard Wrangham R y
Peterson D, « Apes and the Origins of Human Violence», 1996 )(6).
Notas:
(1)
http://www.forbes.com/2001/05/25/0524porn.html
(2) https://es.wikipedia.org/wiki/Pir%C3%A1mide_de_Maslow
(3)
https://es.wikipedia.org/wiki/Familia_nuclear
(4)
https://es.wikipedia.org/wiki/Grandes_simios
(5)
https://es.wikipedia.org/wiki/Pan_paniscus#Caracter.C3.ADsticas_psicol.C3.B3gicas
(6)
Wrangham Richard y Peterson Dale. Demonic males. Apes and the Origins of Human
Violence. Consultado en:
http://www.washingtonpost.com/wp-srv/style/longterm/books/chap1/demonicmales.htm
Rebelión ha publicado este artículo con el
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