La prostitución aún es un elemento constructor de la
"masculinidad" uruguaya
La prostitución, particularmente de jóvenes y adolescentes,
sigue siendo parte esencial de la construcción de la "masculinidad"
uruguaya, que requiere de relaciones sexuales "desiguales" y
"cosificar" a las mujeres, según un estudio publicado hoy.
Montevideo, EFE
4 de mayo de 2012
El informe "Consumidores de sexo, un estudio sobre
masculinidad y explotación sexual comercial", financiado por Naciones
Unidas, constituye el primer estudio sobre los clientes de las prostitutas en
Uruguay y su comportamiento.
El propósito fue investigar "quienes son y porqué
consumen" sexo de pago, indicó a Efe Susana Rostagnol, responsable de la
investigación.
"Este es un tema que nunca se ve, porque la sociedad lo
ubica siempre en el espacio de lo no visible, pero es importante conocerlo para
trabajar en un problema grande, como es la prostitución, y particularmente la
prostitución con adolescentes", indicó Rostagnol.
Entre las principales conclusiones del informe, además de
señalar que es difícil hacer un perfil de usuario dada su diversidad y los
distintos tipos de sexo de pago que existen, está que estas prácticas son parte
de los presupuestos que exige la "masculinidad dominante" que
habilita "consumir personas para satisfacer sus necesidades".
"El trabajo está hecho en una perspectiva de género y
concluimos que la prostitución existe porque hay una relación de género que es
inequitativa", dijo su autora.
Para Rostagnol, "el sexo de pago contribuye o tiene un
papel en la construcción de ciertas masculinidades, que lo ven como parte de su
vida cotidiana y que sirve para tramitar su sexualidad. Y no es algo marginal,
es la forma en que las sociedades tramitan su masculinidad".
En este sentido, el informe apunta a que los clientes de
prostitutas menores de edad en Uruguay incluso llegan a considerarse víctimas
en lugar de victimarios en esa práctica, por ser "engañados" por las
chicas, que "los sedujeron".
Además, la tendencia cultural a privilegiar lo joven fomenta
esta práctica, ya que permite a los usuarios "sentirse más poderosos"
porque "independientemente de la mediación del dinero, estuvieron con
alguien muy joven".
"En algunos consumidores hay preferencia por la
juventud, pero más que nada no distinguen la edad y les da igual que tengan 20
ó 15 años. Y tampoco hay una alerta ni una responsabilidad ante la posibilidad
de que el otro que pueda ser menor", añadió.
Rostagnol también señaló que el imaginario de los clientes
de la prostitución está marcado por la diferenciación de los "usos"
que se les puede dar a las mujeres, considerando a unas como aptas para
satisfacer sus deseos sexuales y otras para formar una familia, siempre desde
la perspectiva masculina.
"Precisamente, los hombres con pareja estable
planteaban que pagaban por sexo para poder hacer cosas que no hacen con ellas,
básicamente prácticas como sexo anal u oral. Se trata de cumplir con un deseo,
el consumo de sexualidad es un consumo de fantasía. Y consideran que es su
derecho como hombre cumplirla sin importar quien caiga en el camino",
añadió.
Los investigadores hicieron trabajo de campo en todo tipo de
lugares de prostitución en el entorno de Montevideo, donde entrevistaron
personalmente a los clientes.
Se establecieron grupos específicos de trabajo formados por
profesores de secundaria, homosexuales, trabajadores de la construcción y
taxistas.