lunes, 18 de diciembre de 2017

La prostitución en los pisos de Córdoba contada por sus protagonistas

La prostitución en los pisos de Córdoba contada por sus protagonistas
«Me metí en esto por casualidad y ahora no sé cómo salir ni si quiero salir», afirma una de las entrevistadas por ABC
RAFAEL A. AGUILAR
@abccordoba
CÓRDOBA
22/10/2017

ELLA cuenta su historia en el tiempo que tarda en consumirse su cigarrillo sentada en un velador de la plaza de Jerónimo Páez. «Yo llegué a esto de casualidad, sin quererlo ni buscarlo: y ahora no sé muy bien cómo salir ni tampoco sé muy bien si quiero salir...», explica M. al prender su primera ración de nicotina matinal para que le ayude a olvidar, quizás, las penurias de su forma de ganarse la vida y sobre la que la Fiscalía de Córdoba acaba de advertir en un informe de que se trata de una actividad en alza en pisos de la capital. La ficha de esta mujer aún joven es la siguiente: a un par de años de alcanzar la treintena estudia un grado intermedio en la universidad desde hace un lustro largo, cuando se trasladó a Córdoba desde su localidad natal de la campiña.

«Me metí en esto sin darle mucha importancia y cuando te das cuenta estás metida hasta el fondo»
M.
«Entonces tenía novio, el típico chaval de tu barrio que te pide salir cuando estás en el instituto. Me liaba con él en el pueblo, como hacíamos todos. ¿Enamorada? No, no creo. Un ligue era. Si no tenías novio eras invisible. Me vine a Córdoba a estudiar en la universidad. Ahí cambió mi vida: como tenía poco dinero para el alquiler busqué habitaciones baratas y encontré una céntrica que la ofrecía una mujer quince años mayor que yo y que estaba tirada si la comparabas con las otras que vi», relata esta joven. Ella comprendió pronto el porqué de la rebaja. «¿Me ves cara de tonta? Pues no, no lo soy. Así que noté cosas raritas desde el principio: mi casera entraba y salía a horas raras, a veces no volvía en toda la noche y se me pasaban dos o tres días sin verla, cambiaba de pareja como quien cambia del Nobel al Fortuna. Hasta que ella misma me explicó a qué se dedicaba. ‘Si no te gusta vivir conmigo con lo que eso significa, ya sabes dónde está la puerta’, me dijo».

Hombres limpios y educados

M. se ajusta las gafas de sol anchas con las que protege en parte su identidad, igual que hace con la renuncia a dar más datos de su nombre de pila que vayan más allá de la primera letra, y agacha la cabeza levemente. «Qué quieres que te cuente... Supongo que todo se resume en que me pasé a su bando, en que me metí en su negocio, primero sin darle mucha importancia y con la idea de hacerlo de vez en cuando y con clientes que ella me recomendaba porque eran limpios y educados, y es verdad que lo eran, y con eso me sacaba un dinero y podía vivir sin depender del dinero que me pasaban mis padres, que era poco... Y cuando te das cuenta estás metida hasta las trancas», completa esta mujer.

La piel de M. es doctora en el genero humano. Y en hombres en concreto. «Aquí ves de todo: cosas que a veces de asquean y otras que te ponen los pelos de punta. Pero al final eres una profesional: cumples con tu función, das placer, das cariño, escuchas, consuelas, dejas que fantaseen contigo y nada más... y nada menos. Porque en el móvil hay mensajes de dos clientes más esperando para lo que queda del día», se sincera ella, con el pitillo quemándole ya entre los dedos. «Mira, tengo un cliente fijo que viene cada dos semanas o tres: un hombre del montón, padre de familia, un tío de ley, que sisa de aquí de allí de la economía de su casa hasta que consigue los sesenta euros que le cobro por un completo. Cuando tiene la pasta me llama y se viene a mi cuarto flechado. Me dice que me quiere más que a su mujer, por la que se casó por amor me asegura, porque le doy más cariño y soy más comprensiva, más generosa. Me deja el dinero en la mesilla y se va llorando. Como no vas a poner mi nombre en el periódico, ni se te ocurra, te digo que a mí se me rompe el corazón y me dan ganas de no cobrarle...».

Una prostituta del casco histórico
Más pragmática es La Calabresa, el apodo que elige para este reportaje una veterana en esto de satisfacer los deseos carnales ajenos. Cordobesa con un pie en los cincuenta, ella viene de vuelta en todo lo que tiene que ver con la prostitución. «Al principio tuve un jefe, un corredor de chicas que me traía clientes de toda la provincia y a veces a algún extranjero con ganas de acabar la visita a la ciudad con fuegos artificiales, pero terminé montándomelo por mi cuenta: en mis bajos mando yo, como dijo el otro», resume en la puerta de una concurrida casa de citas muy cerca de la Ribera. «A los lloricas que llegan en busca de cariñitos y de cuentos de ‘Pretty Woman’ los mando al psicólogo, aquí se viene a darle leña al mono, que nosotras somos profesionales del sexo, no amiguitas del alma, ¿me estás entendiendo?», completa sin mirar siquiera a su interlocutor.

La pierna de una prostituta
Si La Calabresa es perro viejo en el oficio, V. acaba de desembarcar en él. De nacionalidad rumana y con apenas veinticinco años, acepta relatar su historia a través del otro lado del hilo telefónico y con la condición de que su nombre quede oculto. «Somos tres chicas con casa en las afueras, en una finca en el campo. A veces nos mueven, los jefes traen a unas nuevas y a otras las cambian de sitio. Dicen que así funciona mejor el mercado, que los clientes se animan», detalla ella, que llegó a España por las referencias de una amiga.

M., la chica de menos de treinta años de la campiña que entró en el negocio de las pasiones carnales a tanto la hora por la influencia de su casera, aplasta su cigarrillo en el empedrado de la plaza de Jerónimo Páez y se despide con un gesto seco: «A veces no haces con tu vida lo que debes ni lo que quieres sino lo que puedes. Es triste verme como me veo pero yo no lo elegí. Puedes estar seguro».


 http://sevilla.abc.es/andalucia/cordoba/sevi-prostitucion-pisos-cordoba-contada-protagonistas-201710220924_noticia.html



domingo, 3 de diciembre de 2017

La erotización de la dominación

2 de noviembre de 2017
La erotización de la dominación

La erotización de la dominación patriarcal da cuenta de la transformación que operó en algún momento de la historia para que, tanto hombres como mujeres internalizaran que en el acto de inflingir/recibir dolor, a la vez recibían placer. En las sociedades paleolíticas no hay registros de que el placer estuviera ligado al dolor o a la muerte, por lo que se atribuye esta cultura basada en la violencia y en el temor a los pueblos pastores nomades. Esta relación entre dolor y placer se instala a partir de entonces a la base de las relaciones entre hombres y mujeres en las sociedades patriarcales y se mantiene y reproduce hasta nuestros días.
En efecto, se trata de los mecanismos que permiten que la esclavitud de la mujer sea asumida y aceptada por ésta hasta el punto de encontrarla excitante. Es la erotización de la dominación la que condiciona a las mujeres a la aceptación de la servidumbre sexual. Esta distinción, para señalar que las mujeres aceptan la dominación, resulta relevante para analizar los mecanismos y negociaciones que hacen las propias mujeres en la mantención del sistema, así como para analizar las relaciones entre mujeres y su funcionalidad al patriarcado.

No es de extrañar tampoco que coincidan en una sociedad represión sexual y represión política porque a la base de la represión político-sexual, se encuentra la dominación político-sexual de las mujeres por los hombres. Lo que caracteriza a la cultura patriarcal desde un punto de vista político sexual es la represión sexual de las mujeres y la distorsión de la sexualidad femenina y masculina mediante la erotización de la dominación y la violencia. De allí que conceptos aparentemente neutrales y aplicables a toda la humanidad, como el de libertad sexual, denoten su sesgo androcéntrico al ser compatibles con el modelo de masculinidad en el sistema patriarcal. 

Tras la erotización de la dominación han estado todas las instituciones del patriarcado, entre ellas y por sobretodo, las religiones y las ciencias. En efecto las religiones en general y la católica en particular se caracterizan por haberse pronunciado en torno a todo lo relacionado con el sexo. Esto, cuya tradición está presente en todas las religiones, se explica en tanto es en el ámbito del placer sexual y de la reproducción que se juegan quizás las dimensiones más importantes del ser humano. Sin embargo bajo las culturas patriarcales, este enfoque fue distorsionado y llevado a un nivel de detalle y morbosidad proporcional a su obsesión por ligar el placer del sexo y a la mujer con lo más despreciable de la humanidad.

Nada dijeron estas religiones respecto de la esclavitud sexual en que han vivido las mujeres. La protección del honor masculino a través de cinturones de castidad, costumbre en Europa, no mereció comentarios por parte de las jerarquías eclesiáticas. Tampoco le mereció comentarios la costumbre nórdica de matar a la mujer adúltera, ni el maltrato o abuso sexual a la mujer en el matrimonio. Sin embargo cada actitud que denotara independencia sexual de la mujer fue castigada al punto de que muchas mujeres fueron a parar a la hoguera durante la época de la Inquisición. La mutilación de genitales femeninos, la muerte de mujeres en hogueras por viudez en la India, son expresiones aún vigentes del abuso sexual de las mujeres y del silencio y a veces complicidad que en estas materias mantienen las religiones.

Por otra parte, la violencia y no solo la dominación, también ha sido relacionada con el placer. Así, desde la infancia los castigos correctores, o en la adultez el maltrato a las mujeres o las prácticas sadomasoquistas, dan cuenta del grado en que hemos internalizado esta relación. Tanto en la familia como en otras instituciones como las Fuerzas Armadas esta erotización de la violencia es transmitida de acuerdo al sistema de géneros, de tal forma que el hombre asocia violencia y muerte con placer, a la vez que la mujer asocia el placer con el dolor. La erotización de la dominación y de la violencia de hombres sobre mujeres es uno de los grandes escollos en la lucha actual para crear una sociedad basada en la aceptación de la diferencia y la diversidad.

Fuente

http://mujerdelmediterraneo.heroinas.net/2017/11/la-erotizacion-de-la-dominacion-1417.html

Fui tratante de mujeres durante más de veinte años.

Uno de los criminales de la trata desvela cómo funcionan estas redes en España
MANUEL JABOIS
Madrid 11 NOV 2017


En primavera de 2000 llegó al aeropuerto de Madrid la selección nacional femenina de Colombia de taekwondo. 19 chicas que salieron por la puerta en fila india, ataviadas con el chándal oficial (azul, amarillo y rojo) y el escudo de la Federación. No tuvieron problemas con Inmigración pese a ser un vuelo 'caliente'. Contaban con sus visados obtenidos en el consulado de Colombia. Habían presentado sus fichas federativas y, desde luego, tenían la invitación y el programa de la competición que venían a disputar a España. Entre la documentación también contaban con papeles de un gimnasio de artes marciales de Cali en el que habían sido inscritas. Al llegar a Madrid, un autobús las desplazó a Valdepeñas, y allí se cambiaron los chándales por lencería para ser paseadas ante un grupo de hombres antes de ser distribuidas en diferentes clubes de España. En Colombia no existía ninguna federación de artes marciales, las chicas nunca se habían subido a un tatami, el chándal fue encargado por un matón, la invitación y el programa del gimnasio eran una patraña, el entrenador era el hombre que las había captado en Colombia y el proxeneta que las recibió en Barajas había ganado una apuesta a sus socios: conseguir meter el mayor número de mujeres en Madrid para ser prostituidas. Como lo consiguió, se quedó con todas las chicas y un BMW. Se trataba de Miguel, el Músico.
 “Fui tratante de mujeres durante más de veinte años. Las compré y vendí como si fueran ganado” Mabel Lozano: “Cuando tu cuerpo vale cinco euros, tu vida no vale nada”

Contra la trata
"Hola, soy proxeneta". Ese fue el mensaje que recibió la directora Mabel Lozano, activista contra la trata de mujeres (ha realizado dos películas, la última Chicas Nuevas 24 Horas). Lozano esperaba la llamada. La gestión se produjo gracias a la intermediación de José Nieto Barroso, inspector jefe de la Unidad contra Redes de Inmigración Ilegal y Falsedad Documental (UCRIF). Nieto Barroso llevaba años en contacto con El Músico, que en un momento de su carrera criminal empezó a colaborar con la Policía como 'boquerón', chivato. El Músico fue uno de los primeros grandes jefes de la trata y secuestro de mujeres en España en una década, los 90, en la que el negocio de la prostitución cambió de tercio: de ser los chulos los que proveían a los clubes de mujeres españolas, fueron los propios clubes, a través de una estructura mafiosa con infiltraciones en policía, justicia y política, los que empezaron a 'importar' miles de mujeres extranjeras engañadas. Su larguísima confesión en forma de libro ('El proxeneta', Alrevés, 2017) contrastada con fechas, cifras y comisión de delitos en poder de la UCRIF, es la primera que revela el funcionamiento de la trata y prostitución en España. Un país en el que, según datos del Gobierno, se mueven alrededor de este negocio unos cinco millones de euros al día y fueron identificadas, en 2016, 14.000 víctimas de trata: apenas la tercera parte de las mujeres captadas en sus países de origen por las organizaciones criminales.

"La primera regla que se aprende es a no mirarlas como tuyas, sino como la materia prima de tu negocio. Es importante no involucrarse en su vida más allá de lo necesario (...) Simplemente es una propiedad, como la Coca-Cola que vendes, y hay que tratarla como tal. Si te involucras en su vida o en sus problemas, te puede afectar, porque esa mercancía tiene sentimientos (...) Creamos una forma de vida que se sostiene gracias a la esclavitud, sin siquiera saberlo o pensarlo (...) La trata dio paso a los macroburdeles para los clientes, que no eran otra cosa que cárceles de lujo repletas de miseria, para las mujeres esclavas de un sistema nuevo y cruel. Las convertimos en grandes máquinas expendedoras de dinero", dice Miguel, nombre falso cuyo apodo (El Músico) es real, así como las localizaciones y los sobrenombres del resto de proxenetas, todos aún en activo o encarcelados: Chepas, Dandy, Gallego... "No es un asunto de sexo, es un asunto de coco. Un buen chulo no cobra por follar; lo hace por tener la respuesta adecuada para lo que preocupa a una puta", dice Iceberg Slim en un libro autobiográfico (Pimp, memorias de un chulo, Capitán Swing, 2016).

Debajo de ese mundo regido sin códigos, donde la degradación moral alcanza niveles irreversibles (pura esclavitud: palizas, violaciones, sometimiento a base del terror y la amenaza perpetua sobre sus familias en sus ciudades de origen, visitadas frecuentemente por el captador si la chica no rinde o da problemas) se entronizan hombres como Miguel, el Músico, y se van por el desagüe vidas como la de Lucía, que llegó con 18 años a Madrid, dejando a su hijo en Colombia al cuidado de su madre para trabajar de camarera, pagar su deuda con los tratantes y quedar libre para ahorrar un dinero durante meses que en su país sería una fortuna. Ya en España se le comunicó que tenía que prostituirse. Son reacciones, dice el Músico, "clonadas". Enmudecen. Luego entran en estado de shock y empiezan a llorar. De forma inagotable. Porque saben que no hay vuelta atrás, que se han quedado atrapadas.

En España, según datos del Gobierno, se mueven alrededor de este negocio unos cinco millones de euros al día y fueron identificadas, en 2016, 14.000 víctimas de trata

"Nadie se levanta una mañana y decide ser puta, pero nosotros tenemos la tela de araña perfectamente tejida donde caben las promesas de una vida mejor para ella y los suyos, los halagos que le gusta escuchar y algunas ayudas insignificantes que le presentamos como grandes favores y que ella nos agradece como si lo fueran. En cuanto la mosca pega sus diminutas patitas a la red pringosa, ya le es imposible soltarse. Y ahí se queda. Cazada. Lista (...) La balanza del acuerdo verbal no se inclina a ambos lados por igual. Por eso el supuesto consentimiento de las víctimas no es más que una farsa donde no existen los requisitos éticos imprescindibles en cualquier relación personal, social o laboral (...) Yo surtí, durante años, a doce de los mejores macroburdeles que existen en la actualidad en España. Los llené de esa materia prima que los puteros llaman 'carne fresca', día a día. Y jamás me paré a pensar si la mercancía que yo importaba eran personas como yo. Ellas eran otra cosa. Eran putas".

Asumido el golpe, Lucía hizo de tripas corazón "con enorme disciplina y a destajo". En tres meses consiguió los 6.000 euros del dinero que creía deber a Miguel por sacarla de su país y darle un trabajo. También había pagado cada día los 50 euros que se abonan para poder bajar al salón y ejercer allí. Se presentó en el despacho de su proxeneta con una sonrisa "de satisfacción y felicidad". Miguel hizo cuentas delante de ella y le dijo que ya solo le faltaban 425 euros para cumplir la deuda. La convenció de que dentro de un mes volvieran a hablar, pero necesitaba extender su visado por tres meses en España para poder seguir en el club "ya sin deuda" y ahorrar para volver a su país con dinero para su familia. La extensión del visado es gratuita, pero Miguel le dijo que costaría "apenas" 1.200 euros. Le explicó que con ese visado estaría tranquila en España en caso de una redada. Quieren todas lo mismo, dice Miguel: estar en España legalmente, ahorrar y volver con dinero a sus casas. Por eso Lucía regresó al mes siguiente creyendo la deuda saldada al despacho de Miguel, pero ésta había crecido; el proxeneta sumó un gasto que "había olvidado", el de la pensión diaria: cama y comidas. Sumado todo, incluido lo anterior, Lucía ya debía más dinero que en su primera visita. "Se empezó a morir por dentro", dice Miguel.

Ellas se convertían en un cheque en blanco. El beneficio de su explotación podía superar los doscientos mil euros

Pasaron los meses con nuevas promesas incumplidas, cientos de clientes ("aquí de viene a chupar y follar"), hasta que un día Lucía no apareció en el salón. Tampoco se había escapado ("en este negocio lo más importante es lo que está en la puerta") ni estaba en su cuarto. Finalmente apareció: lo hizo tirada en un charco de sangre en el baño. Se había cortado las venas. La llevaron al hospital, donde le salvaron la vida de milagro. Al regresar días después al club había envejecido veinte años. "Esa mujer mayor que había devorado sin compasión a la joven y bella Lucía dio por hecho que a su deuda interminable se le sumarían las facturas de la ambulancia, el médico, el hospital, las medicinas, la diaria, e incluso una multa por su intento de suicidio". La tuvieron prostituyéndose más tiempo en otro club, éste de Denia, y al cabo de unos meses tuvieron que ingresarla en un hospital psiquiátrico. Había muerto del todo. Nunca volvió a Colombia, nunca supo más de su madre, nunca volvió a ver a su hijo.

El libro que Mabel Lozano ha escrito basándose en decenas de entrevistas con El Músico explica la realidad del mundo de luces de neón y clubes repartidos por todos los pueblos, ciudades y carreteras de España. "Llegamos a ser los propietarios de algunos de los mejores burdeles de España: El Leidys, en Denia; El Glamour, en Córdoba; El Privé, en Tarragona; La Rosa Élite y El Venus, en Valdepeñas; Los Charlys, en Consolación; El Estel, en el Vendrell; El París, en Puerto de Sagunto; El Cuatro Hermanas, en el Puxol; Las Palmeras, en Castellón...". Un mundo a la vista y consumo de todos poblado de mujeres explotadas que llegaban a España de las más diversas maneras, siempre engañadas y después traicionadas, como campeonas de un deporte que en su país no existe para ser destinadas, como mercancía, a un esclavismo que desconocían que existiese en el siglo XXI. En un país, España, en el que no está perseguido penalmente el proxenetismo en todas sus formas, por ejemplo la consentida. Y en el que las víctimas tiene más miedo a la justicia que a sus captores por la amenaza que estos representan sobre sus familias. "Apenas se invertían mil doscientos o mil quinientos euros, todo lo más", resume El Músico. "Pero ellas se convertían en un cheque en blanco. El beneficio de su explotación podía superar los doscientos mil euros. ¡Se hubieran necesitado diez kilos de cocaína para alcanzar la misma cifra que con una sola víctima!".

Fuente

https://politica.elpais.com/politica/2017/11/11/actualidad/1510423180_056582.html?id_externo_rsoc=FB_CC


Dinero sucio: las criptomonedas en la explotación infantil

DINERO SUCIO: LAS CRIPTOMONEDAS EN LA EXPLOTACIÓN INFANTIL
Publicado por Carelin García | Oct 22, 2017   

La explotación de menores es una de los problemas de mayor gravedad que afectan a nuestra sociedad en la actualidad, si bien es un tema poco conversado en lo cotidiano. Esta problemática suele presentarse de diversas formas, ninguna menos terrible que la otra, entre las que destacan la trata y la explotación sexual. Con la aparición de Internet, y más aún de la Internet Profunda, las personas que se aprovechan de niños para lucrarse encontraron un espacio para facilitar sus negociaciones y mantener cierta seguridad amparada en la criptografía; y, debido a sus características anónimas o pseudo-anónimas, las criptomonedas emergieron como instrumento de pago perfecto para concretar transacciones dejando muy poco rastro.

Debido a la naturaleza clandestina de la explotación sexual de menores, es difícil dar con una cifra exacta que contemple realmente todos los lugares y tipos de abuso a los que son sometidos los niños y adolescentes alrededor del mundo. Sin embargo, de acuerdo con una estimación realizada por el Programa Internacional de Eliminación del Trabajo Infantil en el año 2002, alrededor de 1.2 millones de jóvenes de entre 5 y 17 años son víctimas de tráfico de personas y de participación forzada en material pornográfico.

Por su parte, el Centro Canadiense para la Protección de Niños realizó un estudio en el año 2016 en el que habilitaron una línea pública para reportar imágenes con contenido sexual que involucrara menores; 145.522 reportes fueron recibidos, donde se identificaron 43.762 niños diferentes de los cuales el 79.43% no superaban los 12 años de edad.

Este tipo de crimen ha sido facilitado por el uso de Deep Web. La Deep Web o Internet Profunda es una región de la web inaccesible a través de buscadores comunes como Google, Bing o Yahoo pues sus portales no suelen encontrarse indexados en servidores DNS. Se estima que representa el 95% de toda la información de Internet, y está compuesta por numerosos sitios privados y peer-to-peer, registrados con extensiones .onion, a los que solo puede entrarse con direcciones o contraseñas específicas, utilizando navegadores especializados como Tor, I2P y Freenet.

Y aunque ha sido muy útil para muchas causas nobles -como para facilitar la comunicación de los activistas egipcios durante la revuelta contra Mubarak, o para los bloggeros Sirios que intentan eludir la persecución gubernamental-, el anonimato que facilita también puede pervertirse para intereses turbios.



En 2011, el grupo activista de hackers identificado como Anonymous, dio de baja alrededor de 40 sitios con material de abuso infantil que encontraron enlazado a The Dark Wiki, una especie de Wikipedia basada en la Deep Web que daba enlaces a todo tipo de páginas ocultas, y que incluía una sección llamada Hard Candy con links a distintos de pornografía infantil. Lolita City, el más grande de todos ellos, ofrecía más de 100GB de contenido, el equivalente a unas 50.000 fotos de resolución media; todo en un único sitio web.

Ahora, ¿cómo se vincula esto con las criptomonedas? Si hay algo que necesitan los criminales de este tipo de actividad tan delicada, es el anonimato. La naturaleza anónima o pseudo-anónima de algunas criptomonedas, puede servir para fines turbios cuando cae en las manos equivocadas. Es conocido que Bitcoin fue ampliamente utilizado para realizar pagos en la página de compra-venta de drogas conocida como Silk Road. Con todo, las criptomonedas han sido utilizadas en Deep Web para cosas más graves que el comercio de narcóticos.

¿QUÉ SE VENDE?
Según un documento del Centro Internacional para Niños Extraviados y Explotados (ICMEC) llamado Criptomonedas y Blockchain: Revisión Técnica del Posible Impacto en la Explotación Sexual Comercial de Niños, existen tres tipos de contenido que involucra explotación sexual de menores que pueden pagarse con criptomonedas. El primero es el contenido grabado, como videos o sets de fotografías, aunque se menciona en el estudio que este tipo de material no tiene tanta demanda como se cree, puesto que, al igual que pornografía de adultos, ya hay tanto material gratuito que no es necesario pagar por él.

La segunda categoría contempla transmisiones en vivo. En estas, se muestran a los menores realizando actividades explícitas por las que se paga para ver. El ICMEC cita un trabajo realizado por los investigadores de The Looking Glass, donde encontraron con sorpresiva facilidad un sitio llamado Red Room, el cual recibía pagos en Bitcoin por la participación en el abuso: 0.1 BTC por ver, y 1 BTC por ser el “director”, es decir, quien decide lo que va a suceder. Y aunque la imagen es real, el escritor e investigador de tecnología especializado en la Deep Web Eric Pudalov, explica que es prácticamente imposible mostrar transmisiones en vivo a través de Tor, I2p o Freenet, y de acuerdo con él, los sitios que ofrecen este tipo de servicios son probablemente estafas buscando robar bitcoins.


El tercer tipo de actividad serían los servicios en persona, que involucran el pago por tener relaciones sexuales con menores de edad. Aunque es una práctica conocida y condenada, la ICMEC no pudo encontrar ningún antecedente de este tipo de abuso donde se realizaran pagos con bitcoins. De acuerdo con entrevistas realizadas a 16 oficiales de la policía de Texas, ninguno de ellos ha visto este tipo de caso, aunque si se ha registrado un aumento del uso de criptomonedas entre los trabajadores sexuales adultos, porque reciben los pagos antes de los encuentros y los hacen más seguros, al no tener dinero en efectivo que robarles.

Con todo, la ICMEC notó en su estudio cierta ineficiencia vinculada a pagos con bitcoin por este tipo de servicios debido a la falta de liquidez, pues las criptomonedas requieren de un proceso para convertirse en moneda fiat y así gastar el dinero en comercios convencionales. Por esta razón afirman que es más probable que este tipo de actividad ilícita se pague con dinero en efectivo pues es el más difícil de rastrear.

BACKPAGE, EL SERVICIO PREDILECTO PARA LOS ENCUENTROS PERSONALES
Backpage es un conocido servicio de clasificados similar a Craigslist, famoso por sus anuncios de trabajadores sexuales. Hace dos años, cuando las compañías de tarjetas de crédito dejaron de trabajar con ellos a causa de las acusaciones del gobierno de Estados Unidos de facilitar el tráfico de personas y abuso infantil, comenzaron a aceptar pagos en bitcoins para sus anuncios de adultos, lo cual colapsó los servidores de casas de cambio como Satoshi Counter y Paxful. En 2017 fue forzado a cerrar la sección de anuncios para adultos, aunque muchas trabajadoras sexuales dicen haber movido sus publicaciones a las categorías de masajistas o mujeres buscando hombres.



En el amicus curiae brief sobre el caso, realizado por la Suprema Corte de los Estados Unidos, se muestra evidencia de que Backpage estuvo publicando anuncios donde se ofrecían actividades sexuales con menores, una de ellas incluso con la foto de una niña reportada como extraviada, con su nombre real en él, seguida por fotos topless. Según la denuncia, Backpage manejaba los anuncios con la ayuda de moderadores que removían las palabras más obvias como adolescente o colegiala, o cambiaban las fotos donde se ofrecían los servicios de personas claramente menores de edad; pero publicaban los clasificados de igual forma, aunque se sospechara que involucraban la oferta de actividad sexual con menores de edad.

No obstante algunos condenan el cierre de la sección, asegurando que el equipo de Backpage revisa cuidadosamente cada anuncio antes de su publicación y remueve los sospechosos, y que esta decisión llevará a los trabajadores sexuales a regresar a las calles.

Con todo, sí existen casos documentados de explotación sexual de menores relacionados a este servicio web. El escritor del portal Cracked, Robert Evans, co-escribió un artículo con una sobreviviente de este tipo de trabajo sexual forzado en los Estados Unidos que no quiso revelar su nombre. La mujer explica que sus primeras experiencias involucraron a su madre ofreciendo videochats privados a través de las salas de conversación de Yahoo cuando tenía 6 años, pero luego cuando cumplió 10 decidieron trabajar con Backpage:
Y luego vino Backpage, un sitio web que estoy segura tiene muchos usos legítimos pero que también sucedía que era la herramienta de publicidad elegida por mis padres chulos. Mi madre realmente posaba como una trabajadora sexual, mientras dejaba pistas e insinuaciones que dejaban claro que era su hija a la que estaba vendiendo. Se describía como “una princesa juvenil buscando a su caballero, soy una Blanca Nieves con largos cabello liso y haría cualquier cosa para hacer feliz a mi papi.” Suena como que podría ser una publicación legítima para una mujer “apenas legal”, o quizá alguien buscando un sugar daddy. Pero esas palabras clave  [como Blanca Nieves] dejan a la gente en el mundo de la esclavitud infantil saber qué estaba vendiendo realmente.

Anónimo
Otro caso es el de un hombre de 67 años que ofrecía los servicios de jóvenes entre 12 y 14 años a través de esta web. Poseía varias laptops y teléfonos para contactar a los clientes. Fue procesado luego de que las jóvenes escaparan a una golpiza y denunciaran que las mantenía en una celda de su casa. Explicaron también que les daba heroína para mantenerlas adictas, y que así tuvieran que trabajar para obtener la droga.

Aunque los registros de criminales capturados por sus anuncios de tráfico sexual de menores en Backpage son numerosos, la primera denuncia se dio en 2010 cuando una madre encontró a su hija perdida de 13 años luego de solo cinco minutos revisando la sección de adultos.

¿QUÉ SE ESTÁ HACIENDO AL RESPECTO?
Aunque muchos criminales creen estar blindados, lo cierto es que las criptomonedas no son infalibles como medio de pago ilícito. Bitcoin trabaja con un protocolo libre que permite ver las transacciones de los usuarios, y aunque esta información no esté relacionada a un nombre, se pueden rastrear cuales transacciones realizaron y a qué dirección, lo que apoyado por algo de información extra permite a las autoridades atar cabos para llegar al criminal.

Esto se complica con criptoactivos más anónimos, como Monero y ZCash, que utilizan protocolos especializados para aumentar la dificultad de rastreo de transacciones. Sin embargo, investigadores gubernamentales vinculados a agencias de seguridad han comenzado a realizar colaboraciones con empresas y desarrolladores relacionados a blockchain y las criptomonedas para dar con este tipo de criminales.

Ejemplo de esto es Chainalysis, herramienta de software que permite crear conjeturas de qué transacciones está haciendo un usuario. Este combina el análisis de los números únicos que se usan en la blockchain y las direcciones de llamada para así crear un mapa de cómo se mueven los fondos. Desde el 2015 se encuentran trabajando junto a distintas organizaciones oficiales de los Estados Unidos, normalmente buscando alguna dirección Bitcoin entre las posesiones de algún sospechoso para determinar si un criminal potencial se encuentra utilizando una casa de cambio particular. De esta manera pueden obtener una orden para extraer más información en la casa de cambio.

Por otra parte, la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito desarrolló en mayo de este año el primer curso de entrenamiento para combatir el crimen organizado utilizando criptomonedas. Expertos de 22 distintos países participaron para certificarse como entrenadores, y así propagar el mensaje entre otros oficiales de sus propias regiones. Este fue diseñado bajo el aval de Chainalysis y se enfocó en el entendimiento de la blockchain y en el análisis de transacciones con criptomonedas.
Nos hemos unido con UNODC para crear un programa comprensible de entrenamiento sobre análisis, seguimiento e investigación de criptomonedas. Es un tópico muy importante: el uso de las criptomonedas está creciendo sin parar y los analistas de hoy, oficiales de la ley y fiscales necesitan entrenamiento para recopilar y diseminar los datos obtenidos de las casas de cambio y así apoyar la experticia de agencias nacionales para prevenir el mal uso de esta tecnología innovadora entre criminales.

Michael Gronager
CEO, Chainalysis Inc.
Asimismo, la Internet Watch Foundation (IWF) y Eliptic comenzaron a utilizar la tecnología blockchain para combatir la pornografía infantil. El proceso es relativamente sencillo. Elliptic integrará la data de la IWF para monitorear transacciones con criptomonedas y alertará a los clientes cuando existan movimientos de dinero entre aquellos catalogados como sospechosos para crear una base de datos.

Otros casos menos “oficiales” de lucha contra esta problemática también han tenido lugar. Cabe mencionar la dada de baja por parte de Anonymous de 10.613 páginas web soportadas por el servicio Freedom Hosting II, de las cuales la mitad –74 GB de material- eran páginas de pornografía infantil.

Anteriormente se han realizado arrestos por transacciones con Bitcoin en actividades ilícitas y es seguro que estas iniciativas serán solo el principio de la prosecución de criminales que hacen un daño irreparable a la sociedad.

Si bien las criptomonedas han sido utilizadas por criminales para facilitar sus actividades delictivas, cabe recordar que esta tecnología desborda en aplicaciones beneficiosas para la sociedad que exceden con creces sus usos perniciosos. De igual manera, el uso que se le dé a las criptomonedas, al igual que a cualquier otra herramienta, depende enteramente de las personas que la utilizan, por lo que sería un error valorar de manera negativa a la tecnología por los usos dados por los hombres.


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martes, 5 de septiembre de 2017

«La prostituta feliz no existe», es un engaño ideológico apoyado por proxenetas, burdeles y clientes

Julie Bindel ha entrevistado a decenas de prostitutas en 40 países

«La prostituta feliz no existe», es un engaño ideológico apoyado por proxenetas, burdeles y clientes

Hay quien, por razones ideológicas, sostiene la prostitución puede ser liberadora: la realidad que muestra este reportaje lo desmiente.

22 agosto 2017 


"La mayoría de las 'trabajadoras sexuales' son esclavas actuales. La prostitución raramente es una elección, si es que lo es alguna vez": así titula y resume Julie Bindel un amplio reportaje en el veterano semanario británico The Spectator, donde denuncia la existencia de una connivencia entre el lobby de los interesados en legalizar la prostitución (proxenetas, dueños de burdeles y clientes) y el lobby ideológico que la ve como una "liberación" de la mujer. Julie Blindel, lesbiana y feminista, es conocida en el Reino Unido por su oposición a los vientres de alquiler y su rechazo a las imposiciones lingüísticas de la ideología de género, que considera "el último asalto del lobby transexual contra la feminidad".

Traducimos el reportaje a continuación (los ladillos son de ReL):

En medio de la atrocidad que supone la esclavitud moderna, que afecta sobre todo a hombres vulnerables forzados a trabajos no cualificados, existe en el Reino Unido una forma de abuso aún peor. Este abuso lo podemos ver en cada metrópolis, en cada ciudad y en cada pueblo. Es endémico en todas las culturas y regiones del mundo y, sin embargo, actualmente se justifica en nombre de la "liberación". Nos hemos acostumbrado a pensar en la prostitución como una forma legítima de ganarse el sustento, incluso de "empoderamiento" de las mujeres. Lo llamamos "trabajo sexual" y lo ignoramos. No deberíamos hacerlo.

La "prostituta feliz", un mito
En los últimos tres años he investigado la prostitución en el mundo para verificar si es cierto, como dice la sabiduría popular, que es una elección tan válida como cualquier otra. He llevado a cabo 250 entrevistas en 40 países, he entrevistado a 50 supervivientes del comercio sexual y la respuesta ha sido en casi todos los casos siempre la misma: no hay que creer en el mito de la "prostituta feliz" que se ve en la televisión. Prácticamente siempre es esclavitud. Las mujeres que trabajan como prostitutas tienen una deuda que pagar y están en aprietos. Necesitan ser rescatadas como cualquiera de las otras víctimas de la esclavitud moderna.

Los defensores del mito: una coalición de intereses
Uno de los descubrimientos más inquietantes que he hecho es que las voces que resuenan con más fuerza para que se legalice y se normalice la prostitución proceden de las personas que se benefician de ella: los proxenetas, los clientes y los propietarios de los burdeles. Han tenido éxito hablando en nombre de las mujeres a las que esclavizan. Las personas que conocen de verdad cómo funciona el comercio sexual han sido amordazadas por un lobby poderoso de ideólogos "progresistas" engañados y por quienes especulan con dicho comercio.

Abuso, alcohol, drogas...
Como me dijo Autumn Burris, una ex prostituta de California, que se fugó a finales de los años noventa: "Tenía que decirme muchas cosas, muchas mentiras, para que mi cerebro no estallara en miles de pedazos, enloqueciendo, debido al abuso continuo que sucedía una y otra vez, y a la violencia que entraña la prostitución". Autumn hace campaña en favor del fin del comercio sexual y lleva a cabo cursos de formación para oficiales de la policía y otros profesionales acerca de la realidad de la prostitución.

Una superviviente del comercio sexual en Alemania, Huschke Mau, lo expresó así: "Cada vez que tenía un cliente tenía que beberme no un vaso de vino, sino la botella entera. Si estás sobria y no tomas drogas, te es imposible tener sexo con el cliente. De hecho, cuando dejé de beber, tuve que dejarlo".

En el origen: la epidemia de sida
Si la prostitución equivale a la esclavitud, entonces ¿por qué diablos los defensores de los derechos humanos y muchas otras personas de izquierdas apoyan que la prostitución es un "trabajo" para las mujeres y un "derecho" de los hombres?

Todo empezó cuando surgió la campaña contra el VIH/sida. Entonces pareció lógico legalizar los prostíbulos y el proxenetismo, y crear "zonas de tolerancia" en las calles, como la que hay en Leeds. La "lógica" de esta postura era que si se eliminaban todas las sanciones criminales, las prostitutas estarían vinculadas a organismos de apoyo lo que llevaría al 100% de utilización del preservativo. Esto, a su vez, reduciría drásticamente los índices de VIH, argumentó el lobby pro-legalización de la prostitución, y terminaría con el asesinato de las prostitutas a manos de sus chulos y clientes.

Ésta era la teoría. Pero he visitado una serie de burdeles legales en Nevada, Alemania, Holanda y Australia y he examinado las afirmaciones de los defensores de la legalización y el resultado ha sido que sus argumentos -la base de nuestro debate sobre la prostitución, hoy- sencillamente no se sostienen.

Los efectos de la legalización
La legalización de la prostitución en Alemania, Holanda y Australia no ha llevado a una disminución de la violencia, de los índices de VIH o del asesinato de mujeres. En Melbourne me he reunido con la activista de los "derechos de las trabajadoras sexuales" Sabrinna Valisce quien, confrontada con la realidad de la despenalización, ha cambiado, muy a su pesar, de opinión: "Pensaba que las cosas mejorarían si todo se legalizaba y se legitimaba, pero lo único que se ha conseguido es dar mayor poder a los clientes y a los propietarios de los burdeles".

Lo que comporta la legalización es que los tan cacareados derechos y libertades de los que se dice disfrutan las prostitutas sean reclamados por los propietarios de los prostíbulos y los clientes. Es fácil: simplemente se definen a sí mismos como "trabajadores sexuales" y recogen los beneficios. He oído a varios miembros de lobbies pro-legalización definirse como "trabajadores sexuales" además de proxenetas.

Comercio sexual: una dimensión "aterradora"
La verdadera magnitud del comercio sexual global es aterradora. He visitado un pueblo en la India dedicado enteramente a la prostitución y en el que he conocido a un hombre que prostituye a su hija, su hermana, su tía y su madre. He entrevistado a proxenetas en los mega-burdeles de Múnich, en los que los hombres pagan una tarifa plana que les permite usar la cantidad de mujeres que quieran. En el Sudeste asiático he visto a hombres mayores del Reino Unido pagar por una "cita" con una adolescente en los girly bars.

He descubierto que a pesar de lo que digan los defensores de la prostitución, las mujeres y niñas que se dedican a ella proceden la inmensa mayoría de ambientes violentos, muy pobres y marginados. Ni son libres ni empoderadas: son víctimas de abusos y están atrapadas.

También abusos en la prostitución masculina
No debemos olvidar que esto sucede también con los chicos. Durante un visita a Los Angeles conocí a Greg, nacido en una familia que tenía conexiones con la mafia. Desde que era muy pequeño había sido objeto de abusos sexuales por parte de hombres poderosos. En su adolescencia conoció a un proxeneta y fue vendido para ser utilizado sexualmente durante seis años antes de que consiguiera escapar. Greg rechaza la idea de que vender sexo forme parte de la cultura homosexual.

¿Excepción o interés?
En Amsterdam entrevisté a la mujer que acuñó la frase "prostituta feliz". Actualmente Xaviera Hollander dirige un B&B llamado Happy House. Yo estaba convencida de que había llegado a ser rica y famosa como resultado del éxito estratosférico de su libro The Happy Hooker: My Own Story, que había vendido veinte millones de copias en todo el mundo. Pero lo que descubrí durante esa comida es que lo que le dio fama y fortuna fue vender a otras mujeres. Me contó que fue prostituta durante unos seis meses, sólo para aprender cómo comerciar con el sexo. "Cambié mi pequeño apartamento por un apartamento de cinco habitaciones en un ático en un tiempo récord", me dijo con orgullo.

Hollander se parece bastante al mito de la "prostituta feliz" que vemos en los medios de comunicación. Pero compramos la mentira porque es conveniente creer en ella.

"No quiero que ella disfrute"
He entrevistado a una serie de clientes, tanto en el Reino Unido como en otros lugares, y esto es lo que suelen decir: "No quiero que ella disfrute, esto me arrebataría algo". Y: "Me gustan las prostitutas porque hacen lo que les digo, no como las mujeres reales". ¿Y qué les parece ésta?: "No es distinto a comprar una hamburguesa cuando tienes hambre y tu mujer no te ha cocinado nada".

El sexo no es un derecho humano
Si a los defensores de la prostitución les digo que nada terrible les sucederá a los hombres si no pueden pagar para tener sexo, las quejas que oigo son siempre las mismas: "Pero, ¿qué me dice de los hombres minusválidos? ¿Cómo conseguirán tener una cita?". Cuando les digo que el sexo no forma parte de los derechos humanos, me cuentan de la madre que le compró a su hijo, víctima de una grave minusvalía, una prostituta por su cumpleaños, o del héroe que vuelve de una guerra sin sus piernas y que tiene "derecho" a pagar por una mujer.

Encerradas
Pero consideremos ahora esos millones de mujeres oprimidas. ¿Qué pasa con sus derechos? En uno de los prostíbulos de Nevada que he visitado, las mujeres se quedan encerradas en él durante toda la noche. Los altos muros están rodeados de alambre espinado. También en Seúl, Corea del Sur, las mujeres se quedaban encerradas dentro de los burdeles por la noche... hasta que un incendio mató a 14 mujeres jóvenes en 2002. Si las gallinas en jaula en batería fueran tratadas así, con razón habría una protesta por parte de los mismos liberales de izquierdas que remueven cielo y tierra para defender este repugnante comercio de carne humana.

Durante un breve viaje a Auckland visité la zona de prostitución de la ciudad. Con frecuencia nos dicen que Nueva Zelanda es el patrón oro en lo que a comercio sexual se refiere. El Home Office Select Committee (su presidente, Keith Vaz, tuvo que dimitir tras ser acusado de haber pagado por tener sexo con hombres jóvenes) estaba intentando adoptar un modelo similar de despenalización para el Reino Unido.

En las calles conocí a Carol, que parecía tener setenta años pero era mucho más joven, y que utilizaba un andador para descansar entre cliente y cliente. Me dijo que desde que la prostitución había sido despenalizada trece años antes, nada había mejorado para las mujeres: los clientes seguían siendo violentos y a la policía no le importa, como tampoco a los defensores de los derechos humanos. Mientras las mujeres en todo el mundo luchan para que se acabe la violencia y el abuso, el Partido Laborista y Amnesty International, por nombrar dos organismos públicos, las traicionaban.

Cambiar de nombre a las cosas no cambia su naturaleza
El modo más eficaz de enmascarar un terrible abuso de los derechos humanos es cambiarle de nombre. Un estratega pro-esclavitud de las Indias Occidentales sugirió una vez que en lugar de hablar de "esclavos", los "negros" debían ser llamados "asistentes de las plantaciones". Así "no oiríamos esas protestas tan violentas contra el comercio de esclavos por parte de teólogos píos, poetisas de corazón tierno y políticos con poca visión de futuro". El término "trabajadora del sexo" tiene el lustre adecuado.

Fue Barack Obama quien dijo que el tráfico de personas debería ser renombrado como "esclavitud moderna" para poner en evidencia las terribles condiciones en las que viven estas personas. El Modern Slavery Act de Gran Bretaña fue aprobado en 2015. Se funda en la idea de que no hay lugar para la ambigüedad cuando examinas las circunstancias de las personas protegidas por esta ley: las condiciones en las que viven y su incapacidad para huir de ellas.

Lo mismo se aplica a la prostitución: no es "trabajo sexual". La mayoría del tiempo es esclavitud moderna.

Traducción de Helena Faccia Serrano.

http://www.religionenlibertad.com/prostituta-feliz-existe-engano-ideologico-apoyado-por-58829.htm .


viernes, 11 de agosto de 2017

¿Qué quiere AMMAr?



17/07/2017
¿Qué quiere AMMAr? [i] Un esbozo de análisis del programa y la estrategia de la Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina[1]

Este confusionismo no es expresión de ignorancia o contradicción inconsciente. Es la forma necesaria que asume una estrategia que no puede mostrar abiertamente sus objetivos, que no puede decir lo que realmente quiere. Es, por lo tanto, la expresión de una estafa política. El problema no es de ellas. Esta confusión les suma. El problema que deben plantearse las/los abolicionistas es si están preparadas/os para responder a la altura de las circunstancias.
Rosana López Rodriguez
Grupo de Investigación sobre Género-CEICS

Toda organización política que se precie de seriedad a la hora de sentar posiciones sobre problemas concretos, se toma su tiempo para examinar con el mayor detalle posible las cuestiones en disputa. En este caso, la prostitución, un tema que genera amplias controversias en un campo ya de por sí controversial, como el del género. Buscando organizar un programa para intervenir en el campo, nos propusimos, antes que nada, conocerlo.

Aprovechando recursos a mano y tratando que nuestro ejercicio de reflexión sirviera a otros interesados en el asunto, durante el primer cuatrimestre,en el marco de la materia Historia Argentina III B que se dicta en la FFyL (UBA), llevamos adelante una experiencia que resultó extremadamente positiva: el Taller Abierto de Historia de Género. Los objetivos más importantes del Taller eran, por un lado, brindar al público asistente, que excedió con mucho la cursada de la materia, herramientas para el debate crítico a partir de la presentación de distintas posturas. Por otro, que nosotros, en tanto organización y a través de las militantes que participamos de esa doble adscripción académica y política, pudiéramos ir construyendo un mapeo del campo y una posición al respecto. Entre los resultados inmediatos se encuentra el “debate” que sostuvimos con la organización AMMAr. El uso de las comillas se debe a la peculiaridad que asumió el mismo y las conclusiones que de él sacamos. Veamos primero los hechos.

Con el antedicho propósito en mente, desde fines de febrero comencé a contactar a las participantes del Taller, con el criterio de presentar al público asistente las distintas posiciones y perspectivas que hoy por hoy se plantean como un debate, tanto académico, como político y social. Los ejes elegidos fueron Trata y Prostitución. El ejercicio de la prostitución divide aguas en el movimiento de mujeres. Por un lado, las regulacionistas entienden que la prostitución es un trabajo y que, por lo tanto, las condiciones de ese desempeño laboral debieran estar reguladas por el Estado, como cualquier otro. La otra posición es la del abolicionismo, que considera la prostitución como una actividad socialmente inaceptable, no feminista, una de las violencias más extendidas que ejerce el patriarcado, en especial, sobre las mujeres, trans y travestis pobres. Hay muchos matices y otras posturas que no desarrollaremos aquí.

Cuando uno observa el campo de disputa en el cual se ha tomado partido por una u otra posición, se entiende rápidamente que el regulacionismo tiene una sola organización que lo motoriza, AMMAr (Asociación de Mujeres Meretrices de la Argentina). Esta “soledad” le otorga, sin embargo, una cohesión estratégica que su contraparte no tiene. En efecto, el campo del abolicionismo tiene distintas organizaciones que lo representan, no siempre llevando adelante una lucha unificada, producto de programas distintos, resultados a su vez de diversas formas de encarar los temas y no menos diversos anclajes de clase. Así tenemosRATT (Red Alto al Tráfico y a la Trata), AMADH (Asociación Mujeres Argentinas por los DDHH), Madres víctimas de Trata oFuria Trava, por mencionar solamente algunas de las más conocidas y sin incluir allí a las organizaciones ligadas a partidos (como Las Rojas, Pan y Rosas o Plenario de Trabajadoras).

Las mesas de las exposiciones quedaron conformadas según esa variedad disponible. El pequeño gran detalle que, solo al comienzo nos asombró, visto el grado de belicosidad que se despliega en el campo, fue que las adversarias no se enfrentan en discusiones públicas. Consecuentemente, el debate no sería inmediato. Una mesa para AMMAr, una para el abolicionismo, otra para trata y dos obras de teatro. En la mesa de abolicionismo participaron Florencia Guimaraes García (militante de Furia Trava y del PC) y el licenciado Edgardo Calandra (en representación de RATT). Por su parte, en la mesa de lucha contra la trata estuvieron Margarita Meira (de Madres Víctimas de Trata) y las integrantes del equipo de ACCT (Acciones Coordinadas Contra la Trata) mostrándonos los resultados de las investigaciones con su equipo de antropología y arqueología forense. Cabe señalar que, en esta última mesa, así como Meira expresa una declarada postura abolicionista, las compañeras de ACCT no se pronuncian en ningún sentido.

El primer contacto con Georgina Orellano, para organizar la mesa sobre prostitución, data al menos del 5 de marzo. Así fue cómo, después de haberle ofrecido todas las fechas posibles, la secretaria general de AMMAr optó por el 12 de mayo. Hasta aquí todo bien. Los problemas empezaron después. Poco antes del 12, tuvimos conocimiento de que ese día habría paro de docentes universitarios; dado que el Taller era una actividad abierta a todo el público, buscamos un espacio en el cual pudiéramos mantener el compromiso. Conseguimos la Biblioteca Nacional. Cuando me comuniqué con Orellano para informarle este cambio, me dijo que no podía venir porque tenía que viajar y cuestionó la organización “no equitativa”, “no democrática” del Taller, dado que, según ella, como las mesas que continuaban a la suya tenían una “bajada de línea abolicionista”, eso significaba que, “por más que intentáramos ser plurales, es muy desigual que abramos nosotras y todas las clases que siguen tengan perspectiva abolicionista”. Aclaramos que nosotros, hasta ese momento no teníamos ninguna posición tomada y que la existencia de mesas separadas obedecía a que nadie quería sentarse con nadie. Obviamente que, si nuestro ánimo hubiera sido ese, simplemente podríamos haber suspendido la actividad con la excusa del paro, o directamente no ofrecer lugar alguno a AMMAr ni a nadie que expresara su postura. Por el contrario, conseguimos para ellas nada más ni nada menos que el auditorio Jorge Luis Borges de la Biblioteca Nacional (hecho que fue resaltado positivamente por una de las militantes de AMMAr que formó parte de la mesa).

Lo cierto es que, hasta ese momento (incluso hasta después de la segunda mesa, del 19/5), ni desde el Taller, ni desde la cátedra, ni desde RyR habíamos manifestado posturas abolicionistas, porque aún no teníamos resuelta esa discusión (de hecho, todavía tiene que ser votada en el próximo plenario). Simplemente, le ofrecimos un espacio a gente que aceptó voluntariamente intervenir. Incluso, como cátedra, que es la institución convocante, no existe ninguna preceptiva al respecto, más allá de ofrecer a los alumnos y al público en general, todas las perspectivas posibles de los debates que motorizamos desde hace años, en los que cuidamos siempre de invitar a todos los involucrados.

Orellano me preguntó si podía asistir María Riot en su lugar. Por supuesto, aceptamos. Dado que nosotros grabamos las charlas que hacemos y las subimos a la web, en particular porque mucha gente del interior del país sigue nuestras actividades, habíamos consultado por escrito a dos de las participantes (Melisa de Oro y Cherry Vecchio) respecto de la posibilidad de filmarla mesa. A Riot y Sofía les pregunté ese mismo día. Riot, Melisa de Oro, Sofía Compañía y Cherry Vecchio (todas afiliadas a AMMAr), expusieron delante de la cámara a la vista de todo el mundo, durante larga hora y media, con algunas preguntas del público, que las trató siempre respetuosamente. En mi carácter de coordinadora de la mesa, escuché muy atentamente y, sin dudas, aprendí mucho.

La semana del 19, en la charla de abolicionismo, los asistentes plantearon críticas a algunas de las posiciones que se habían vertido el viernes anterior. Guimaraes no solo discutió esas posiciones, sino que en su cuenta de Facebook contó lo que le habían dicho. Apenas Guimaraes hizo público esto, María Riot me increpó por mensaje privado, diciéndome que tenía que desmentir, dada mi condición de organizadora, los dichos de Guimaraes, porque ellas no habían manifestado semejantes cosas. Mi respuesta fue que estando todo filmado, esto podría ser desmentido cuando se subiera la charla. En ese momento, Riot se mostró apurada para que la charla del 12 se hiciera pública, además de que pretendía que yo tomara partido, negando públicamente algo que ellas habían expresado, claro que en otros términos.[2]

Poco tiempo después, habiendo hecho un balance, en términos personales aun, realicé una intervención en el muro de Alika Kinan, donde cuestionaba dos caballitos de batalla del regulacionismo. Uno, el de la sororidad; el otro, el del “feministómetro”. Más adelante veremos cuáles son esos argumentos. Orellano y sus compañeras me respondieron de manera violenta con acusaciones ad mulierem. Recibí una catarata de amenazas públicas (cartas documento) y privadas (denuncias en el ámbito laboral). Según interpretó la secretaria general, las había acusado de ser “busca maridos”, de hacer peligrar matrimonios, haciendo una lectura literal de expresiones que son del orden de lo político general. Ni qué decir que las otras participantes de la mesa se despacharon con insultos del mismo tenor, incluso peores.

Esta lamentablemente larga excursión sobre hechos en apariencia banales, sirve para poner al lector en el contexto de lo que aquí se va a examinar. Porque lo primero que me causó impresión fue la violencia innecesaria para con quien no tuvo otra cosa que un trato amable y respetuoso, como se puede ver en las reacciones de las involucradas luego de la mesa y antes de que estallara el escandalete. Lo que me llevó a reflexionar sobre el asunto: ¿al servicio de qué programa estaba semejante actitud? ¿Por qué no puede debatirse en términos relativamente civilizados en este campo? Entendiendo que “el método hace al programa”, me pregunté, en este caso concreto, ¿qué esconde AMMAr detrás de esta metodología política?

¿Sororidad con quién?
El texto que desató la furia de las militantes de AMMAr es un post bastante modesto en el que reaccionaba contra la ideología de la “sororidad”, a mi juicio, una trampa ideológica que impide la clarificación programática y la acción política coherente. Diluye, además, en un falso “nosotras” contradicciones centrales a la vida social, que organizan, no solo la subordinación de la mujer, sino también la ilusión del supuesto “colectivo”. En ese texto breve y sin muchas pretensiones, manifesté que la sororidad es una trampa porque obliga a aceptar un programa que se opone al propio y a establecer una alianza en la cual las que se nos oponen son las que dirigen. La “sororidad” urbi et orbi exige no discutir las posiciones y aceptarlas, incluso cuando van contra nuestros intereses. Por ejemplo, el patriarcado sostiene la fórmula de la “mujer buena” y la “mujer mala” (la que es esposa y madre y la que sirve al placer). Las feministas batallamos para que esa división se termine y reivindicamos el ejercicio de la sexualidad en el marco del deseo, de la elección, no mediada por el dinero y otras formas de poder opresor. Las mujeres seremos tan libres como los hombres cuando podamos decir “no” y sea “no” y cuando logremos expresar abierta y sencillamente nuestros “sí”. Sin embargo, cuando una fracción de mujeres reclama para sí ese desdoblamiento patriarcal, cuando se nos dice que “ya que la sociedad es así, nosotras podemos sacar partido de ello”, lo que encontramos es que una parte del “colectivo” destruye todas las luchas por la liberación sexual de las otras y a la vez, solidifica el patriarcado. Estas “sororas” quieren que nosotras les aceptemos su programa, que comprendamos que tienen que “trabajar”, sin reparar en que lo que ellas hacen destruye todo lo que hacemos nosotras. Obviamente, la sororidad se convierte en una mentira cuando no es recíproca: nosotras debemos ejercerla con ellas, pero ellas no lo hacen con nosotras.

Obviamente, para las feministas, los que defienden la prostitución no forman parte de ese colectivo, simplemente por lo que acabamos de decir. Eso lleva a Orellano y las suyas a acusarme de poseer el “feministómetro”. Esa acusación, que consiste básicamente en pretender monopolizar lo que es de todas (el feminismo), funciona, en realidad, como una chicana para que nadie pueda evaluar ni cuestionar las acciones políticas que otros realizan. Es decir, es una forma de censura política. En nombre de una supuesta “democracia” de género, tenemos que aceptar que cualquiera que se diga feminista lo es. Lo cual, además de ser una estupidez conceptual, impide delimitar cuál es el terreno/programa en el que vamos a luchar. Por lo tanto, el punto de partida de cualquier política feminista es rechazar esta “democracia” y reivindicar que no cualquiera que se diga feminista lo es. Consecuentemente, ni toda mujer ni todo feminismo es mi aliado, mi “sorora”. Esta conclusión sirve para avanzar en la pregunta: ¿el programa de AMMAr debe ser defendido por el feminismo, en particular, el que yo defiendo, el feminismo socialista? ¿Son Orellano, Riot, De Oro, mis “sororas”?

El liberalismo prostituyente
Los argumentos de AMMAr para justificar la prostitución son muchos. Pero el fondo filosófico del asunto es la reivindicación de la “autodeterminación”. Cuando AMMAr reivindica tal cosa, entra claramente en el feminismo liberal, es decir, burgués, es decir, patriarcal. La idea básica de este “feminismo” que reivindica que con nuestros deseos y nuestros cuerpos tenemos derecho a hacer lo que queramos, es la negación del carácter social de la vida. Es el individualismo burgués en estado puro. Esta “autodeterminación” es imposible, porque NADIE puede hacer CUALQUIER COSA. Obviamente, es una ideología que calza perfecto con quienes pueden hacer muchas cosas más que el común de los mortales, los burgueses. En este campo, las burguesas. Es la ideología propia de los dueños de la propiedad.

En ese sentido, la reivindicación “es mi cuerpo, con él hago lo que quiero” es falsa y anti-social. Nadie puede hacer lo que se le dé la gana, ni vivir de CUALQUIER ACTIVIDAD, porque vivimos en sociedad y los individuos no pueden exceder las necesidades sociales. El robo existe, los ladrones por decisión propia también, así como la necesidad de sobrevivir y la dificultad para obtener los medios materiales. Entonces, ¿tendría la sociedad que regular el “trabajo” de los ladrones? Podríamos dar una enorme cantidad de ejemplos en el mismo sentido (los sicarios, los violadores, etc.) y nos encontraríamos con el mismo resultado: los deseos del individuo no pueden convertirse en el derecho soberano. Entre otras cosas porque no habría forma de decidir entre derechos contradictorios: el cuerpo de la mujer violada es suyo, no quiere que la violen; el cuerpo del violador es suyo, quiere usarlo. Para quien crea que estos son argumentos extremos, pensemos en el anti-abortismo que se ampara en derechos “de conciencia” y que permite que jueces, médicos, etc., interpongan su ideología al derecho de la víctima de la violación. El que crea que esto sigue siendo abstracto, ojo que Macri está preparando un proyecto en este sentido, que va a llenar los hospitales públicos de anti-abortistas y va a aislar a los solidarios. En vistas de que no cualquier voluntad debe ser aceptada socialmente, es que digo que el feminismo liberal miente y que es una afirmación del statu quo. Miente cuando dice que somos individuos libres y que tenemos derecho a reclamar lo que nos venga en gana. El feminismo liberal no es realmente feminista, solo lo es para algunas mujeres. Y eso no es feminismo.

AMMAr no tiene un programa feminista y no solamente porque sus representantes son liberales, sino también porque, con su reivindicación del trabajo sexual (de eso se trata cuando se dice que tienen derecho a hacer lo que quieran con sus cuerpos) subordinan su deseo y el nuestro al yugo del poder social que detenta el patriarcado. AMMAr afirma que la prostituta lo es por elección y que ella “pone las condiciones en su trabajo”. Al mismo tiempo, señala que el trabajo sexual es un trabajo como cualquier otro: “hay clientes buenos, otros violentos, aburridos, etc, etc, etc y es lo mismo que una vendedora que atiende bien sin mirar a quién”. Qué feliz sería la vida de la clase obrera si pudiéramos apropiarnos del lema “Yo si quiero trabajo y si no, no.” Es más, no existiría la explotación si esa frase representara nuestras vidas. La prostituta no está allí siguiendo su “deseo”, sino la necesidad material. Se trata de un intercambio en el cual el deseo de la prostituta no tiene ninguna importancia, ni para ella ni para el cliente. Lo único que cuenta es el deseo del “cliente”, del propietario de esa mercancía llamada dinero. De esa manera, el mandato patriarcal según el cual el deseo de la mujer no tiene importancia, se cumple, justifica y refuerza con la prostitución.

Este liberalismo es el que lleva a las representantes de AMMAr a acusar a todas las que las critican con el mote de “moralista” o “anti-sexo”. Nadie les ha dicho que el sexo es sucio, indigno, ni ninguna otra de las peroratas religiosas, simplemente hemos dicho que la sexualidad no debe mercantilizarse. Cuando entran en juego el dinero y la necesidad, el deseo y la voluntad se esfuman del panorama. Sexualidad oprimida y explotada por el imperio de (la inmensa mayoría) de los varones, no. El putero siempre es machista, porque ejercita su poder sometiendo la sexualidad de otros/as y esto lo diferencia de los compradores en una tienda, en la cual no se pone en juego un intercambio jerárquico.

El sindicalismo patronal encubierto
Esta eliminación de todo criterio de clase en relación al fenómeno de la prostitución, da como resultado un sindicalismo patronal que se encubre detrás de un discurso “progre”. Lo de “se encubre” es literal. Mi primera actitud con relación a AMMAr fue clásicamente abolicionista: dado el tipo de actividad del que hablamos, todo intento de prohibirla, al menos en la sociedad capitalista, lleva a consecuencias peores. De allí que no soy “prohibicionista”. Esta distinción decanta en una actitud tolerante hacia el trabajo autónomo, pero en un rechazo del proxenetismo. Por eso, el “proyecto de AMMAr”, tal cual figura en su página web, de claro corte “autonomista” me pareció interesante, hasta que descubrí que ese no era su proyecto, según la propia Orellano me confesó… Le pedí que me facilitara el texto del nuevo proyecto y no recibí respuesta alguna.

Cuando una tarea, trabajo o actividad se ordena por medio de leyes, decretos, estatutos y otras formas legales, se dice que esa actividad está reglamentada o regulada. Pues bien, aun cuando a todas luces los proyectos de AMMAr son regulacionistas o reglamentaristas, ellas niegan sistemáticamente ser tal cosa. En la charla de la Biblioteca Nacional, ante mi requerimiento de aclaración respecto de este punto, María Riot dijo que “la regulación y la reglamentación son modelos del Estado, nosotras no somos ni reglamentaristas ni regulacionistas, somos trabajadoras sexuales”. Esta es una afirmación que suelen expresar recurrentemente, pero que se contradice con su práctica efectiva. Mientras niegan ser regulacionistas, se reúnen con legisladores y políticos por todo el país presentando proyectos de ley que son, en sí mismos, no solo un reconocimiento del Estado sino una exigencia de regulación estatal. En su página, por ejemplo, publican lo siguiente:
“Desde AMMAR nuestra tarea se encuentra enmarcada en la lucha por la defensa de los derechos de las Mujeres Trabajadoras Sexuales y a pesar de tener posturas encontradas jamás militaremos en contra de aquellas mujeres que han ejercido el Trabajo sexual y que hoy le exigen al estado reinserción laboral y acceso a políticas públicas, creemos que una política pública no invalida a la otra. Así como ellas quieren empleo formal nosotras queremos que el estado le dé un marco legal a nuestra actividad. (…) Cuando nosotras como Trabajadoras Sexuales decidimos en una asamblea exigirle al Estado la regulación de nuestro Trabajo, sabíamos que nos íbamos a encontrar con piedras en el camino…”

La primera inquietud que permanece irresuelta es ¿por qué AMMAr niega por un lado lo que sostiene en otro? Veremos cómo el oscurantismo, la ambigüedad y la confusión también forman parte de la estrategia.

Las leyes argentinas son abolicionistas, no prohíben el ejercicio autónomo de la prostitución, no penalizan a la prostituta ni al cliente. Lo que sí está penalizado es el proxenetismo, vale decir, la prostitución no puede ejercerse con patrón. Cuando AMMAr pretende que se regule el trabajo autónomo, se queja de que las “cooperativas” de prostitutas están prohibidas (por ser consideradas asociaciones empresarias) y de que los abusos policiales no son combatidos, una puede, legítimamente entender que están criticando el abolicionismo puramente formal del Estado argentino. Y que su lucha consiste en superar ese formalismo en la vida real. Con esta postura, veía yo un camino de cierta coincidencia y posible colaboración con AMMAr: si lo que quieren es que el Estado regule el trabajo autónomo y combata el proxenetismo, al mismo tiempo que se eliminan los abusos policiales, las razzias, la violencia contra las compañeras que ejercen la prostitución, los allanamientos, etc., aunque no estemos de acuerdo con el fondo del asunto (si o no a la prostitución como tal) se abre un campo de colaboración en la práctica. Ninguna organización seria puede condenar a una compañera que se ve arrastrada a prostituirse, ni puede avalar la violencia policial y para-policial, ni puede negarle auxilio a toda una capa de la clase obrera obligada a tal explotación y opresión. Pero, como quedó claro en la charla y puede verificarse después en innumerables intervenciones, el “proyecto” de AMMAr no es la prostitución autónoma. Volvamos a la historia.

Recordemos que le había pedido a Orellano el texto del nuevo proyecto, infructuosamente. Aproveché la charla para volver sobre el punto. Recibí la siguiente respuesta por parte de Melisa de Oro:
“Ese proyecto de ley fue presentado como una emergencia para neutralizar una movida muy fuerte de las corrientes abolicionistas que querían imponer en ese momento la penalización al cliente (…). Fue un emergente, no fue muy discutido. Salió por una necesidad estratégica. (…) Hoy por hoy (…) estamos buscando una ley más consensuada, que respete las distintas modalidades de trabajo (…) porque está el trabajo en la calle, está el trabajo en departamentos privados, en lugares de alterne (…). Estamos buscando un proyecto que sea lo menos reglamentarista posible que contemple todas las modalidades de trabajo, que respete la diversidad (…)”

 Como se ve, todo muy vago, frente a una pregunta concreta. En este ocultamiento hay un tufillo a maniobra. Aunque no se entra en detalles, Melisa de Oro reconoce que esta nueva ley es más “amplia” que las anteriores. Amplia quiere decir que pretende regular también el proxenetismo. Puede parecer a simple vista una extrapolación indebida o una exageración interpretativa. Pero, entre los reclamos de AMMAr, uno de los caballitos de batalla actual es la defensa de los derechos laborales de las trabajadoras sexuales, el acceso a la jubilación y a la obra social. Considerando que se puede ser monotributista y obtener una jubilación sin necesidad de esta ley, los indicios hacia la reglamentación del trabajo con patrón se acumulan. Para eso, basta con dejarlas hablar:
“Muchas chicas prefieren trabajar en privados (…) porque en el privado, con patrón, de alguna manera, tiene seguridad, siempre alguien que cuida, no tiene que hacerse cargo de los gastos del departamento, tiene la clientela fija. Sí, suele haber, como pasa en muchos otros trabajos, como las docentes que trabajan para academias, o las peluqueras, un porcentaje que se lleva, digamos el… socio capitalista, para decirlo de alguna manera, que se lleva un porcentaje del trabajo, que, bueno, puede rondar entre el 30 y el 50% en promedio. Pero, mi amor, si a mí me consiguen diez clientes por día a 500 pesos, me llevo 5 lucas ese día.”

Melisa de Oro dixit. En una entrevista con Leonor Silvestri, Melisa, ahora con el nombre de Stella d’Vita, lo dijo aún más claramente:
“Yo estoy a favor del trabajo bajo patrón. (…) Puede ser que en un departamento privado atiendas más, pero lo cobrás muy bien. (…) El dueño del lugar se lleva un porcentaje (…) El problema no está en el porcentaje, el problema es cuánto gano. (Si hubiera un sindicato y con una ley y paritarias) podríamos fijar en un máximo de 30 el porcentaje, por ejemplo.”[3]

Queda aquí explícita la asunción de la explotación social como normal y deseable, bien que confundiendo “porcentaje” con “plusvalía”, al más puro estilo liberal. Por su parte, María Riot reforzó las explicaciones dadas en la charla:
“Si ustedes trabajan, seguramente tienen jefes, empleadores; esos empleadores y jefes en nuestros trabajos son llamados proxenetas y fiolos. Para las abolicionistas, esos nombres tienen una carga negativa y peyorativa que solo en nuestro trabajo el trabajar para alguien es un delito. (…) El trabajo sexual es el único trabajo en que estás obligada a ser independiente porque si vos decidís trabajar para alguien vas presa o sos una víctima que debe ser rescatada.”

Casi no hace falta aclarar nada más. Aunque por si a algún desavisado no le resultare suficiente, Melisa de Oro sigue:
“A mí no me interesa bajo ningún punto de vista ser empresaria del sexo (…) pero es la única profesión, la única rama del comercio donde cuando vos adquirís la experiencia y el dominio del área y la especialidad, el knowhow, el expertisse, ya estás vieja, tenés que jubilarte y morirte de hambre, en lugar de poder aprovechar ese recurso que sí se aprovechaba en años anteriores, en siglos anteriores, donde existía la regenta o la madama. No estoy justificando las modalidades antiguas, estoy explicando un fenómeno en el cual la puta vieja tenía una continuidad laboral y un prestigio social. Ahora a la puta vieja la tiramos a la basura, la tiramos a ser empleada doméstica por dos pesos.”

“No aclares que oscurece”, podríamos decir. La intención de AMMAr, cuando pretende reglamentar un “trabajo como cualquier otro”, es clara: legalizar el proxenetismo. El asunto toma forma escrita incipiente en los proyectos impulsados por la organización en diferentes provincias y a nivel nacional. En 2013, Osvaldo López, de Nuevo Encuentro, senador nacional por Tierra del Fuego, presentó en el Congreso Nacional “un proyecto elaborado por AMMAr para regular el trabajo sexual autónomo, para darle un marco legal”. Este es el proyecto del que hablamos más arriba y que perdió estado parlamentario. AMMAr volvió a la carga en otras dos ocasiones, aunque la estrategia ahora se concentraba en las provincias. El segundo intento fue en Mendoza en el 2014, presentado de la mano de la diputada Lorena Saponara, del FpV. También en el 2014, el diputado Rodolfo Canini (del Bloque Encuentro Frente Grande-Nuevo Encuentro) de Neuquén, presentó en su provincia el mismo proyecto que Saponara. Estos proyectos provinciales hablan de trabajo “autónomo”, pero consagran como autoridad de aplicación al Ministerio de Trabajo, entidad cuya presencia es innecesaria si no hay una relación laboral de por medio. Si se tratara de trabajo autónomo, el responsable debiera ser la autoridad que regula las relaciones comerciales, no las laborales. Esta presencia del Ministerio de Trabajo insinúa ya la reglamentación de otras relaciones. Su presencia en forma tan vaga es coherente con la estrategia que veremos más abajo.

Las representantes de AMMAr se enojan cuando se las trata de “fiolas” y consideran esa expresión como insultante. Concedamos que ellas mismas, como dice Melisa de Oro, no quieran ni estén interesadas en ser proxenetas o “empresarias del sexo”. Es cierto que decirles “fiolas” podría representar, en ese caso, un insulto. Sin embargo, eso no borra el hecho de que ellas defienden al proxeneta como un patrón igual a cualquier otro. Dicho de otra manera, AMMAr es regulacionista y quiere legalizar al burgués “del sexo”. Concedamos que las militantes de AMMAr solo pretenden legalizar una situación en la que sus afiliadas puedan actuar de modo abierto, salir de la clandestinidad. Concedamos también que eso, desde su punto de vista solo interesado en sus afiliadas, pueda requerir el “blanqueo” del cafisho. Bien. Díganlo así: queremos la reglamentación, somos reglamentaristas, queremos blanquear al proxeneta, porque el trabajo sexual es un trabajo como cualquier otro. Si así lo dijeran, podríamos estar o no de acuerdo, pero al menos tendríamos un campo de disputa claro en el cual debatir sin necesidad de andar escondiendo el verdadero objeto de controversia. La pregunta es ¿por qué AMMAr prefiere embarrar la cancha? ¿Por qué no dice abiertamente lo que quiere?

 La estrategia de AMMAr
AMMAr está dando una batalla política que abarca todos los terrenos de la vida social. Las abolicionistas han subestimado la unidad, la inteligencia y la fuerza de esta intervención. Las reglamentaristas saben muy bien que defender abiertamente la regulación, es decir, el blanqueo del proxenetismo, resulta igual que llevarse las paredes por delante. En particular, desde el despliegue del discurso de la “trata”, del cual nos ocuparemos en otro momento. Consecuentemente, AMMAr ha diseñado una estrategia que consiste en la “victimización”, el desarrollo de un discurso “progresista”, un enfoque gradualista y una aproximación lateral.

El tono general de las intervenciones de AMMAr es la “victimización”. AMMAr se presenta como defensora de “víctimas”: las prostitutas son trabajadoras superexplotadas como consecuencia de la clandestinidad a la que están sometidas por los prejuicios sociales, la policía y la Iglesia. De allí que sus militantes intenten siempre colocar a sus oponentes en el campo de la “yuta” y el “clero”. Subsidiaria con esta posición en el campo del debate, es la adopción de un discurso “progresista” que va desde el simple liberalismo (“tengo derecho a usar mi cuerpo como quiera”, “tengo derecho a hablar y ser escuchada”) al posmodernismo reaccionario (“todo es relativo”, “nadie tiene la verdad”), pasando por un populismo seudo-izquierdista anti-clerical (“las que nos critican son monjas frígidas”) y una reivindicación del feminismo muy sui generis. La función de este discurso “progre” es atacar al abolicionismo en su propio campo y quitarle las banderas que históricamente lo nutrieron. En un clima ambiente corrido hacia la izquierda, como el que vive la Argentina desde el 2001, una reivindicación “menemista” del proxenetismo hubiera sido, sencillamente, un suicidio. El discurso de AMMAr, entonces, es inexplicable sin los dispositivos ideológicos desarrollados por el kirchnerismo, en particular, por los intelectuales que le dieron ese tono “rojizo” al final de su gestión. El derecho a la “identidad”, la reivindicación de los derechos humanos y hasta de los animales, la lucha contra la discriminación, todo eso está detrás del discurso que examinamos. Un discurso que puede volverse rápidamente cínico y posmoderno, como de hecho sucede cuando AMMAr habla directamente por boca de sus mentoras ideológicas, como Marta Lamas, Mabel Bellucci o Virginie Despentes.

Precisamente, porque reconocer al proxeneta como buen burgués es difícil de tragar para el consenso espontáneamente abolicionista que reina en la Argentina, la estrategia de AMMAr es gradualista. Es decir, el asunto no se plantea directamente, los proyectos no dicen “liberen al proxeneta”. Primero, se trata de cambiar las ideas dominantes en la sociedad sobre la prostitución. En este punto, el primer paso es la constitución de AMMAr como sindicato en el marco de la CTA. La vinculación con el movimiento obrero les da ya esa pátina de “causa popular”, que se hace más fuerte cuando se incorporan al movimiento feminista y al kirchnerismo. De allí la importancia de captar personajes públicos provenientes de ese espacio, desde Malena Pichot hasta Florencia Kirchner, pasando por Víctor Hugo Morales, o incluso maniobras de propaganda espurias (como en el caso de Nora Cortiñas) y que no excluyen el amedrentamiento de opositores.[4]Ello va de la mano de una exposición mediática creciente, desde la concurrencia a cuanto programa de radio y televisión las invite hasta su propio espacio radial semanal de dos horas (“Servicio completo”). También forma parte de esta línea estratégica, la inserción internacional, ya sea en instituciones reglamentaristas (RedTraSex) o en las Naciones Unidas y la OEA. Todo está al servicio de cambiar la imagen pública de la prostitución, preparando a la población para aceptarla.

Este gradualismo en el planteo, obliga a AMMAr a esconder su verdadero proyecto, que solo va apareciendo de manera lateral, oblicua, tratando de seguir la línea de menor resistencia. Así, la reglamentación del trabajo “autónomo” se plantea de modo tan laxo que entran allí todas las formas sociales posibles de la prostitución. Como sus militantes lo admiten, el “autonomismo” es solo una pantalla. Una pantalla necesaria porque la verdad no puede ser dicha porque generaría una enorme resistencia. Aquí, la forma de aproximación es por la vía del embellecimiento del trabajo sexual: se elige, se gana bien, se tienen los mismos problemas que en cualquier otro trabajo, es la liberación del deseo de la mujer, se brinda un servicio “social”, se elimina la trata, etc. Cuando se les pregunta por experiencias concretas en las que no parece constatarse lo que afirman, siempre eluden la respuesta. La intervención de las militantes de AMMAr se vuelve, entonces, sumamente contradictoria: se reivindican feministas mientras tratan de tontas a las que no cobran; se reconoce la miseria de la prostituta callejera y se afirma que se gana aquí más que en cualquier otra alternativa laboral; se reclaman derechos laborales propios de trabajadores asalariados mientras se reivindica la cooperativa empresarial.

Este confusionismo no es expresión de ignorancia o contradicción inconsciente. Es la forma necesaria que asume una estrategia que no puede mostrar abiertamente sus objetivos, que no puede decir lo que realmente quiere. Es, por lo tanto, la expresión de una estafa política. El problema no es de ellas. Esta confusión les suma. Atrae a mucha gente “progre” ignorante políticamente hablando y reaccionariamente posmoderna. Gracias a esto, AMMAr va copando, lenta pero sin pausa, todos los espacios tradicionalmente abolicionistas y expulsando de ellos a sus opositoras.[5] El problema que deben plantearse las/los abolicionistas es si están preparadas/os para responder a la altura de las circunstancias.

[1]Este texto es la primera parte de una serie de artículos dedicados al tema que serán publicados en sucesivos números de El Aromo.
[2]Después de estallado el escándalo, Riot me amenazó con una carta documento si subía el video de la charla.
[3]Véase “Trabajo sexual en primera persona: Stella d’Vita”, en https://www.youtube.com/wacht?v=75OLM1GrX04&t=1490s
[4]Margarita Meira, la responsable de Madres Víctimas de Trata, siempre cuenta cuántas cartas documento ha recibido de parte de AMMAr en sus fútiles intentos para evitar que las cuestionara y las nombrara públicamente. La última vez en que una representante del sindicato “apuró” a Meira fue durante el último 3J cuando pretendió que Margarita, que estaba parada al lado de Cortiñas en el palco, se sacara la pechera de su organización.
[5]Véase los casos de la expulsión de abolicionistas de la red social RIMA o Transfeministas Trabajando y Transfeministas Cooperando. Sin embargo, los casos más importantes de expansión de la presencia de AMMAr en el campo abolicionista son los del espacio Ni una menos y el del Encuentro Nacional de la Mujer.
COMENTARIO
Pablo  20/07/2017 a las 18:30
Se equivocan grueso al comparar la decisión de una mujer de prostituirse con la decisión de cualquier otra persona de cometer un delito (asesinato, violación, robo, etc). En un caso la mujer que decide prostituirse no provoca un daño a nadie (en todo caso a nadie más que a ella misma). Es lo mismo que lo que hace quien decide empezar a drogarse o quien decide empezar a fumar o quien decide empezar a tomar alcohol.
Es lo contrario del que comete un delito y que provoca un daño a un tercero. No existe un derecho, una autodeterminación de dañar a otros porque, precisamente, lo que ocurre en estos casos es que se vulnera la voluntad del otro.
La decisión de prostituirse, cuando existe realmente y no es por coerción, entra en el terreno de la autonomía personal. Esa autonomía personal está limitada en el capitalismo por la necesidad material y en ese caso la prostituta decide tan libremente como decide el que “elige” ir a trabajar a la zafra o a una obra en construcción o a la cosecha de maíz. No tiene ni más ni menos autonomía.
Por lo tanto lo que habría que explicar entonces cuál es el fundamento por el cual el sexo no puede ser objeto de intercambio mercantil.
Existen relaciones de intercambio en las que se involucra la sentimentalidad, el cariño, y nadie plantea que exista algo repudiable en el intercambio mercantil. Por ejemplo, quien gusta de cuidar personas, niños, discapacitados, que siente cariño e igualmente cobran por su trabajo. Incluso se valora monetariamente si quien se dedica a cuidar personas es además de responsable, cariñoso, empático, simpático, etc. Es decir, eso tiene un precio.
¿Cuál es el fundamento entonces para repudiar que una mujer quiera exigir una paga a cambio de tener sexo? No me queda claro el fundamento de tal postura. Es como si existiera algo sagrado en lo sexual que impide toda consideración mercantil al respecto.
Por otra parte, el principio de autonomía personal es una conquista de las revoluciones burguesas que tiene que ser defendido y no menospreciado como se hace en la nota.

Responder
Lucía Sangiorgio  23/07/2017 a las 22:06
“En un caso la mujer que decide prostituirse no provoca un daño a nadie (en todo caso a nadie más que a ella misma)”

Es interesante que admitas aunque sea marginalmente el daño que puede causar en la persona, para luego dejar bien claro que ese posible daño no entra en tu análisis.

“La decisión de prostituirse, cuando existe realmente y no es por coerción, entra en el terreno de la autonomía personal. ”

El terrorismo machista es literalmente un sistema institucionalizado de coerción y represión orientado a explotar la sexualidad de las mujeres. Pensá en eso un rato y luego preguntate qué entendés por “autonomía personal”.

” la prostituta decide tan libremente como decide el que “elige” ir a trabajar a la zafra o a una obra en construcción o a la cosecha de maíz. No tiene ni más ni menos autonomía.”

Cínico y negacionista. Mala combinación.

“Por lo tanto lo que habría que explicar entonces cuál es el fundamento por el cual el sexo no puede ser objeto de intercambio mercantil.”

No, a negadores crónicos, culos acomodados que no corren el riesgo de venderse en el mercado de los violadores y femicidas, hay que ignorarlos y combatirlos.

No querés una explicación querés repetir una fantasía que se cae a pedazos y muestra quién sos en realidad.

” Incluso se valora monetariamente si quien se dedica a cuidar personas es además de responsable, cariñoso, empático, simpático, etc. Es decir, eso tiene un precio.”

Pero no tiene un precio solamente en plata, por eso las personas sin alma no lo entienden. Que a todo lo que se le pone precio en esa platita que tanto te gusta y tan bien entendés, todo tiene un correlato en un precio que SIEMPRE se paga, pero los varoncitos negacionistas nunca se interesan en cuál es ese precio ni quién lo paga porque saben lo único que les importan: que no van a ser ellos.

“¿Cuál es el fundamento entonces para repudiar que una mujer quiera exigir una paga a cambio de tener sexo? ”

Ni siquiera leiste, ¿no?

Se repudia que LOS VARONES se aprovechen de una diferencia de poder para reafirmar y perpetuar el rol sexual de las mujeres en la sociedad.

“Es como si existiera algo sagrado en lo sexual que impide toda consideración mercantil al respecto.”

Te referís a cosas sagradas como:
– La violencia sexual es la más común y más extendida contra las mujeres.
– La violencia sexual es el problema n°1 de las mujeres trabajadoras en su espacio de trabajo.
– La violencia sexual contra niñas y niños totalmente impune en la familia, la iglesia y el poder político.
– La violencia sexual institucional por parte de todas las expresiones del Estado y la enorme mayoría de instituciones de la sociedad
– La explotación sexual siendo el 3 negocio ilegal más rentable del planeta después del tráfico de armas, y de drogas
– Las secuelas físicas y emocionales de por vida que deja la prostitución incluyendo las formas más graves de estrés postraumático

¿Ya te parece lo bastante sagrado o seguimos?

“Por otra parte, el principio de autonomía personal es una conquista de las revoluciones burguesas que tiene que ser defendido y no menospreciado como se hace en la nota.”

Contame, señor autónomo, cuántas veces entregaste tu culo a cambio de algo.

Responder
Nadie  24/07/2017 a las 03:23
“Véase los casos de la expulsión de abolicionistas de la red social RIMA o Transfeministas Trabajando y Transfeministas Cooperando”.
Es claro que en el segundo grupo podían coexistir las abolicionistas siempre y cuando no cuestionen el trabajo de quienes publicaban (que realmente trabajaban por su cuenta) planteando los servicios en un contexto exclusionista hacía los cisvarones ya que esa es la tematica del grupo. Cuando no se daba el caso eran expulsadas, similar era el caso de T. Cooperando.
http://razonyrevolucion.org/que-quiere-ammar-un-esbozo-de-analisis-del-programa-y-la-estrategia-de-la-asociacion-de-mujeres-meretrices-de-la-argentina-rosana-lopez-rodriguez/


[i]  [i] ¿Qué es Ammar? Según se define en su página, http://www.ammar.org.ar/-Quienes-somos-.html, tienen como: ““Nuestra Visión
Lograr que el Estado garantice los derechos humanos y laborales de las Trabajadoras Sexuales en la Argentina.
Nuestra Misión
Defender los derechos humanos y laborales de las Trabajadoras Sexuales de la Argentina.
Por qué luchamos...
El Proyecto Ammar se fundamenta en la auto-organización de un sector de mujeres que hemos sido excluidas, discriminadas, marginadas y sometidas históricamente a todo tipo de maltratos.
Buscamos fortalecernos mediante la defensa de la libertad laboral a través de conocer y ejercer nuestros derechos humanos y de generar estrategias para el cuidado de nuestra salud integral.
Las trabajadoras sexuales de Ammar somos mujeres adultas, que ejercemos este trabajo por consentimiento propio y de manera autónoma.
Las Trabajadoras Sexuales somos triplemente marginadas: por ser mujeres, por ser pobres y por ser trabajadoras sexuales.
Podemos hablar de “trabajo sexual” y no de “prostitución” como resultado de una larga batalla ideológica y política en el marco de la concepción de los derechos humanos y el respeto por la libre determinación de las mujeres. Y creemos que es necesario conseguir las condiciones dignas para realizar nuestro trabajo y así salir de la clandestinidad a la que nos exponen constantemente. Por esa razón nos organizamos como sindicato.”
Es necesario precisar algunas inexactitudes. En primer lugar el llamado “trabajo sexual” no está reconocido en la Argentina. La Argentina es un país abolicionista desde su misma Constitución Nacional, en ese sentido no se persigue ni castiga a las personas en prostitución sino a quienes lucran con su explotación sexual, incluidos los tratantes de personas, los prostíbulos están prohibidos por ley nacional.
Se llaman “sindicato” pero no está reconocida como tal esta organización, no solamente porque no es aceptada esta actividad como “trabajo” sino porque quien sería la contraparte empresarial son los proxenetas-tratantes, quienes son considerados delincuentes.
En realidad Ammar responde a un amplio y generoso financiamiento que exige se denominen del modo que lo hacen y se dediquen casi exclusivamente al lobby a efectos de obtener una ley que reglamente-regule la actividad y de ese modo abrir el camino al reconocimiento del proxenetismo, trata de personas, como una actividad también legal.
Alberto B Ilieff