Åsa Regnér: «Los jóvenes en Suecia ya no aceptan pagar por
sexo»
La ministra sueca de Igualdad de Género es la promotora de
un importante cambio de mentalidad: la prostitución no es un oficio, es
«explotación» y es responsabilidad de su clientela
ÉRIKA MONTAÑÉS Madrid01/04/2017 20:35h - Actualizado:
02/04/2017
La multa por adquirir servicios sexuales en calles de Suecia
como las de Estocolmo es de 5.000 euros. Una cifra que solo recae en quien
«compra», nunca en la prostituta, que se entiende no ejerce «el oficio» más
antiguo, sino que está siendo explotada. Este cambio de mentalidad, de 180
grados, lo promueve la ministra del Partido Socialdemócrata Sueco Åsa Regnér,
que ha dado en Madrid una charla sobre cómo se contiene la prostitución
callejera.
Explíquenos el modelo
contra la compra de sexo que han impulsado...
Hemos penalizado la compra de servicios sexuales porque
pensamos que debe ser un delito. No es un negocio entre dos personas, como
cualquier otro, si no que vemos la prostitución como explotación. No ha sido
por casualidad que hayamos penalizado al cliente. Puede tener hasta un año de
cárcel o multas, dependiendo de la situación, de 5.000 euros. Estamos en pleno
debate, porque hay organizaciones que opinan que debe considerarse como un
delito aún más grave.
En España cada vez
hay más veinteañeros en clubes de alterne. ¿Cómo se logra que no vayan?
Nosotros introdujimos esa ley en 1999 y una de las razones
ha sido educativa. Era una manera del Gobierno sueco de encauzar el tipo de
sociedad que queremos; no queremos que la gente pueda comprar los cuerpos de
otras personas y eso ha tenido efecto en la generación más joven, así que,
ahora, midiendo opiniones y actitudes entre jóvenes, se ve que hay un nivel de
no aceptación del sexo pagado muy grande. Por supuesto hay excepciones, no
somos un paraíso. Además, esta ley tiene casi 20 años y siempre hay que ir
renovando la información, por eso vamos a modernizar la educación sobre la
sexualidad. Y otra cosa es que vamos a lanzar un programa en relación a los
recién llegados a Suecia, porque hemos recibido en 2015 más inmigrantes que
ningún otro país (somos 10 millones y recibimos 160.000 refugiados) y ellos
tienen que tener la oportunidad de enterarse de la legislación sueca y su
manera de pensar en igualdad de género.
Cuando dice que
Suecia no es un paraíso, ¿a qué país querría parecerse?
—Lamentablemente no hay ningún país con igualdad de género,
porque eso significaría que no tendría brechas salariales y nada de violencia
de hombres a mujeres; no conozco ningún país con esa situación. Por suerte, sí
que hay un debate global vivo sobre igualdad de género. Cada gobierno tiene que
encontrar sus herramientas y nosotros hemos llegado a cierto nivel.
Del 0 al 100, ¿a qué
nivel?
—Difícil de decir, pero en los rankings mundiales estamos en
el nivel alto.
¿El consumo de sexo
pagado bajó a raíz de la ley o se mantiene?
Cuando se hizo la ley, la prostitución callejera se redujo
el 50%. La legislación tuvo un impacto grande. Ahora esas cifras tienen unos
ocho años. También se notó que las bandas organizadas evitaron Suecia porque
esa ley establece un obstáculo para los traficantes de personas; y otro impacto
fue en las actitudes de la nueva generación que ya no acepta como antes la
compra de servicios sexuales.
¿Qué necesita España
para luchar contra el consumo de sexo exhibido en plena calle? Aconséjenos.
Nosotros hemos nombrado un embajador sobre tráfico de
personas, porque los crímenes relacionados con la prostitución también son
parte del crimen organizado. Lo vemos como una manera de frenar la trata. Es
una cadena positiva, porque no solo se llega al primer delito. Noruega, Francia
e Irlanda han aprobado una legislación similar. En Grecia trabajan en ello. Es
una buena herramienta, no la única.
Al visitar Estocolmo
uno comprueba que no hay prostitución callejera, tampoco mendicidad. ¿Cómo se
hace?
Ahora sí hay indigentes en las calles, ciudadanos europeos
en situación vulnerable que buscan una vida mejor. Es cierto que como se corre
un riesgo comprando sexo en la calle, no hay, aunque no se puede decir que no
exista porque también se vende por internet.
En Suecia, cada
denuncia de una mujer suma como violación, lo cual hace que los registros de
abusos sexuales se disparen. ¿Esto es así?
Hemos introducido un cambio importante en la ley: ahora se
definen más actos como violación (por ejemplo, sexo con menores con
independencia de la edad; de si hay o no penetración) y por eso subieron las
tasas.
Su reciente
estrategia contra la violencia doméstica, ¿qué medidas trae?
Acabamos de presentarla. Además de la educación, realmente
veo la igualdad de género como un proyecto de libertad. Tenemos subvenciones
estatales para que haya casas de acogida por obligación en todos los
municipios, también tenemos el foco puesto en la violencia de honor porque eso,
lamentablemente, existe en ciertos grupos en Suecia. Tiene que ver con la
migración, pero también con la segunda generación; el control sobre una mujer
no se puede aceptar en Suecia. Hemos introducido también en algunas profesiones
(abogados, médicos, policías) la obligación de pasar cursos de violencia para
detectarla, y apoyar y proteger a sus clientes y pacientes.
¿Tienen un problema
con la inmigración como sugirió Donald Trump?
Cuando citó algo que ocurría con la inmigración en Suecia,
no sabíamos de qué hablaba, en realidad.
¿Qué opina de Trump?
Es un presidente electo, tenemos que cooperar con EE.UU.,
aunque en temas de igualdad de género no sabemos mucho de su agenda, así que
vamos a ver.
http://www.abc.es/sociedad/abci-regner-jovenes-suecia-no-aceptan-pagar-sexo-201704012035_noticia.html